Teresa Cardona, autora de novela negra: «Nuestra sociedad es una pena porque ahora solo hay monólogos, no diálogos»
La escritora publica 'La carne del cisne', la tercera entrega de su exitosa serie ambientada en San Lorenzo de El Escorial
Teresa Cardona contra la verdad incuestionable

En 1748, David Hume daba con el talón de Aquiles del método científico basado en la inducción a través de la teoría del cisne negro. El filósofo escocés señalaba que no se puede deducir que todos los cisnes son blancos basándose en la ... observación, ya que a lo mejor hay uno negro (o de cualquier otro color) que no se ha descubierto todavía. Esa ambivalencia atrajo como un imán a Teresa Cardona (Madrid, 1973). No iba a encontrar mejor carta de presentación para el profundo dilema moral que plantea en la tercera entrega de su exitosa saga, ‘La carne del cisne’. Como ya hizo en ‘Los dos lados’ y ‘El bien relativo’, aquí Cardona insiste en interpelar al lector para que se cuestione todos los puntos de vista y se sacuda las verdades absolutas.
En ‘La carne del cisne’, la autora, considerada uno de los descubrimientos de la novela policiaca en español de 2022, sondea la onda expansiva que supone un veredicto de absolución por falta de pruebas a través de un proceso judicial de violación muy mediático que dividió Alemania en el pasado (Cardona se trasladó allí a vivir con su familia en 1990). Ella lo extrapola a 2013-2016 y lo sitúa en San Lorenzo de El Escorial, como el resto de su serie, y pone al frente del caso a sus protagonistas, la poco ortodoxa pareja de la Guardia Civil formada por la teniente hispano alemana Blecker y el brigada Cano.
Tras el terrorismo y la religión de sus novelas anteriores, la violencia se convierte aquí en el eje. Sobre todo la ejercida sobre las mujeres, aunque no solo. «Hay un asesinato, sí, pero también aparecen reflejados otros tipos de violencia que están presentes en nuestro día a día y que no nos tomamos como tal», explica Cardona. Los patios de colegio, la presión de los medios, de las redes sociales… rodean un libro en el que nada ni nadie es lo que parece desde el mismo título.
La clave la encontró la autora en un bestiario de Hugo de Fouilloy: el cisne estaba considerado un animal hipócrita en la Edad Media: «Tenía el pelaje blanco, pero la carne oscura. Como en el libro, porque aquí no sabes quién es la víctima y quién es el malo, o si son cisnes de plumaje negro o bien blanco, pero tienen la carne oscura. Que te están engañando, vamos», explica la escritora.
Consentimiento
Las dudas se ciernen sobre el consentimiento en un caso que en las páginas sucedió en 2013, años antes de la polémica surgida en torno a Rubiales, pero que ahora impregna su lectura de forma ineludible. «Yo tengo una visión más extrema que la de aquí. Me asombra en la época en la que ha pasado y me descoloca completamente por el hecho de que alguien se atreva a romper no sólo las distancias, sino las convenciones de todo lo que es adecuado como ha pasado aquí este verano», responde sin vacilación.
Más difusas quedan las fronteras en ‘La carne del cisne’. «A mí me espanta generalizar, por eso este libro plantea tres situaciones. Dos de ellas están meridianas y una, no. Son diferentes y eso también es lo importante. Vale la pena discutirlas». Para eso precisamente tiene a Blecker y Cano, que tienen opiniones contrarias en casi todo. «A mí me gusta que discutan en la serie. La palabra debatir viene del francés ‘débattre’, que es luchar, batirse. Tiene una connotación marcial y peleona. A mí me gusta que se peleen y que intenten convencerse el uno al otro porque así se enriquecen. Además, a pesar de ello son amigos», replica.
Con los tiempos antagónicos que corren parece una puesta en escena revolucionaria, pero Cardona la defiende con firmeza. «La diferencia de opiniones es lo que nos lleva más lejos, lo que nos hace avanzar. Ahora nuestra sociedad es una pena porque solo hay monólogos, no diálogos. La gente tiene miedo de lo que no conoce, pero para conocer tienes que hablar. Es al no escuchar al otro y no entender por qué piensa como piensa cuando la gente se aísla y se forma la polarización, que es un espanto, una repetición continua».
Ley del sí es sí
La ley del sí es sí No existía en el tiempo en el que transcurre ‘El cisne negro’ y Cardona no la conoce lo suficiente. No obstante, sigue la estela de los juristas que apuntan «a que, en principio, es buena, pero tiene fallos técnicos». Sí examinó detenidamente la legislación anterior en España, diferente a la germana que presidía el proceso original. «En Alemania no se denomina violencia de género porque no es una cuestión de sobre quién se ejerce, si no dónde. Si se produce en el marco del hogar, es doméstica. Tuve que cambiar el chip cuando me encontré con unas leyes diferentes en España. Me ha servido también para entender por qué allí es así, que no quiere decir que sea mejor o que lo sea España, los dos lados tienen su justificación».
Observarlos, comprenderlos, «es lo que me ha dado la posibilidad de ver por qué en Alemania se reaccionó así, cuáles fueron los alegatos, por qué llevaron a un veredicto determinado y qué hubiera pasado si hubiera ocurrido aquí. Todo ese conglomerado de lo que he ido escuchando y leyendo me ha llevado a plantear esas tres situaciones en las que el lector a lo mejor duda o a lo mejor no, pero eso es lo divertido, plantarlo sobre la mesa. Creo que los clubes de lectura del libro van a ser maravillosos porque da mucho pie para debatir»..
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