Cervantes y el tercer hombre de Argel
Decíamos ayer
En el rescate del cautivo de las argollas de Hasán Bajá, jugó un papel protagonista un héroe poco conocido al que, sin embargo, tanto deben las letras españolas
Un santo en vías de volver a serlo
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Hace más de 60 años que Vicente Correas escribió estas líneas sobre fray Juan Gil, que aún suenan actuales hoy, pese al empeño de este doctor bilbaíno por rescatar su memoria. En buena parte gracias a sus esfuerzos, Madrid honró con una calle al fraile de la orden de los Trinitarios que liberó al escritor cuando aún era un desconocido soldado español. Y, a través del libro 'Libres en un mundo esclavo' (1974) y de los varios artículos que Correas publicó en este periódico, muchos conocieron su historia.
El propio Cervantes resumió aquel episodio crucial en su vida, en boca de uno de los personajes de 'Información de Argel' : «Y estuvo en términos en que el rey lo llevara a Constantinopla, si no fuera porque el muy reverendo padre fray Juan Gil, redentor de España, lo rescató y dio por él 500 escudos de oro en oro de España, más nueve doblas exigidas para la oficialidad al propio punto y día de su partida».
«La hipótesis del Cervantes homosexual no tiene peso ni pruebas»
Israel VianaEl viernes se estrena 'El cautivo', donde Amenábar narra los años que el autor de 'El Quijote' estuvo preso y el supuesto romance que vivió con el gobernador de Argel. ABC pregunta a tres cervantistas sobre esta vieja teoría de su sexualidad
Hace justo 445 años, el 19 de septiembre de 1580, la galera 'Almanzor' estaba lista para hacerse a la mar rumbo a la capital otomana. En sus cubiertas llevaba esclavos encadenados que, de partir, lo más seguro es que se hundieran para siempre en la esclavitud. Entre ellos, Cervantes. En tierra, fray Juan Gil contempló por un instante el barco y, decidido, subió a bordo. Se abrió paso entre los encadenados y se dirigió a la cámara de popa, donde se encontraba Hasán Bajá.
Era la última posibilidad de salvar al 'manco' de Lepanto y el religioso tuvo que desplegar su inteligencia y elocuencia para sortear los inconvenientes del Bey de Argel, hasta que finalmente éste dio su brazo a torcer. Daría al español «únicamente en oro... en oro de España: 500 escudos en oro de España«, según las narraciones de Correas. Un imposible para el fraile, que no tenía esa cantidad. En tan poco tiempo, se le antojaba inalcanzable, pero el gobernador no cedió: «Ni una dobla menos».
Fray Juan Gil no perdió un minuto. Salió precipitadamente de la nave y se dirigió al zoco. En el mercado trató con cambistas –conocía a alguno amigo de Cervantes– y logró reunir la cifra exigida. Con la suma, corrió por las calles de Argel de vuelta al puerto. La galera estaba izando velas, a punto de marchar. Sin aliento, el trinitario subió por la plancha que ya estaban levantando e irrumpió en el camarote. «¡Aquí tenéis los 500 escudos en oro de España!».
Hasán Bajá miró la bolsa y tras comprobar la cuantía aún exigió nueve doblas más para sus oficiales. El religioso, aturdido, creía que no poseía nada, pero para su sorpresa fue sacando de sus bolsillos una a una las monedas requeridas. «¡Miguel, eres libre! ¡Gracias a Dios y a la Santísima Trinidad!», le dijo a Cervantes, mientras un fortachón otomano rompía sus grilletes. Al menos, según los extensos relatos de Correas.
También Juan Gómez Jurado fabuló en 2015 aquel episodio, con ligeras variaciones. En la versión del novelista, el fraile quiso rescatar primero a Jerónimo Palafox, pero ante la inalcanzable cifra que el cadí pidió por el aristócrata, lo intentó con el siguiente en su lista, un soldado que llevaba más de cinco años preso en Argel. «Le tengo un cierto aprecio, es gran conversador. Pensaba guardármelo para mi… uso personal«, replicó Hasán Bajá.
A alguno estas palabras que Gómez Jurado pone en su boca le harán pensar en la tesis homosexual de 'El cautivo'. Una idea inimaginable para Correas o para el cervantista Luis Astrana Marín, que tenía a Miguel por «un poco mujeriego». Así lo decía en ABC en esos tiempos en los que el «sanchismo» era el del buen escudero del Quijote. Otros tiempos.
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