La Zaranda, entre Cervantes, Calderón y los milagros de Frank Capra

Es el primero, precisamente, quien emplea la palabra 'milagro'. Francisco Sánchez -su nombre real- se refiere al tornado que en diciembre de 2022 se llevó por delante el techo del local en el que ensaya la compañía en Jerez de la Frontera, la localidad que vio nacer a La Zaranda hace cuarenta y cinco años.

Todo se ponía cuesta arriba, incluso parecía que no se podría continuar, pero, como en una película de Frank Capra, apareció una mujer a la que, hace años, La Zaranda ayudó económicamente -«nosotros, sinceramente, no nos acordábamos», dice Sánchez-; «nos dijo -continúa- que ella conocía gente que podía reparar los daños; aprovecharon dos días que no llovió y lo arreglaron a un precio muy asequible».

El trabajo pudo continuar, y 'Manual para armar un sueño' pudo estrenarse. Como siempre, el texto es de Eusebio Calonge y la dirección de Paco de la Zaranda, que interpreta la obra junto a Gaspar Campuzano y Enrique Bustos. «Es una decidida oda a la esperanza -dice Calonge-, que quiere arrojar luz en las tinieblas de un mundo hostil a todo lo que escape a su comercio. Un viaje infinito en la historia y que sin embargo transcurre en el corto espacio que va de un camerino al escenario. Un sueño tan delgado como el hilo de una cometa que resiste a toda suerte de tempestades».

La obra cuenta la historia «de un personaje olvidado en el fondo del espejo. Frente a él, un actor ha ido envejeciendo camerino a camerino, maquillando su íntima derrota, sus gastadas ilusiones, ese desengaño que ensombrece sus días. Tantas cosas han muerto en él que la vida no será lo suficientemente larga para olvidarlas. Pero hoy escucha esas voces dentro del azogue y es como si el alma se le devolviera al cuerpo. En este presente estéril en que el hombre no parece estar a la altura de sus sueños, con sus postreras fuerzas, saldrá a irradiar esperanza al escenario».

El particular y poético imaginario de La Zaranda -del que dice Eduardo Vasco, director del Teatro Español, que es la poética de la honestidad»- está presente en esta obra; en él, dice Calonge, han influido clásicos como Cervantes o Calderón. «A pesar de las pesadillas que nos cruzan, nos mantiene seguir buscando el sueño que ya los clásicos buscaban».

Llegar al Teatro Español es algo muy especial para la compañía a pesar de ser el décimo de sus montajes que llega al escenario de la plaza de Santa Ana. «Yo creí -confiesa Francisco Sánchez- que no iba a sentir nada ya al pisar estas tablas, pero estoy igual que al principio. En este escenario está pegado el amor de muchas gentes que se han entregado a comulgar con lo que se hace ahí. Nosotros llegamos al Español después de haber nadado contracorriente, como un salmón».

¿Qué novedad aporta este espectáculo con respecto a otros trabajos de La Zaranda?, se les pregunta. «A mí, personalmente -es Francisco Sánchez el que contesta- me ha aportado ser capaz de seguir soñando...» Y sigue: «Cada espectador sabrá lo que le aporta; nosotros hacemos teatro para el alma de cada espectador, sin sentir lo que hacemos sería inútil este teatro». Y completa Eusebio Calonge: «Lo que se busca es emocionar; nuestro aporte es lo que la vida nos deja cada vez que paramos para dejar que la vida nos duela o nos alegre».