Vicky Luengo, alquimista de la escena
La actriz lleva a cabo en 'Prima facie' una prodigiosa interpretación; cuesta hablar en este caso de 'trabajo' porque su compromiso con el texto y con su personaje es absoluto
Vicky Luengo: «La emoción del actor está sobrevalorada»
Vicky Luengo, en 'Prima Facie'
Crítica de teatro
'Prima Facie'
- Texto Suzie Miller
- Adaptación y dirección Juan Carlos Fisher
- Escenografía y vestuario Lua Quiroga Paul
- Iluminación Ion Aníbal López
- Música y espacio sonoro Luis Miguel Cobo
- Intérprete Vicky Luengo
- Lugar Teatros del Canal, Madrid
Los estrenos 'oficiales' en el mundo del teatro suelen ser un ejercicio colectivo de cinismo. Los largos aplausos de los espectadores, buena parte de ellos compañeros de profesión y amigos de los actores que participan en la función, no son un indicador fiable de sinceridad; ... ni siquiera si la ovación se lleva a cabo puesto en pie y se acompaña de unos cuantos '¡bravos!', como ocurrió tras concluir el estreno de 'Prima facie', el jueves. La inmediatez y la unanimidad de la entusiasta reacción llevaba a pensar que sí, que el público era sincero, pero lo que no dejaba lugar a dudas era ver los ojos humedecidos de buena parte del público.
Y es que 'Prima facie' es, sin lugar a dudas, una de las funciones más conmovedoras, desgarradoras y turbadoras de la escena reciente -no solo de la española-; incluso si uno la despoja de su carga ideológico-política y la contempla como el relato descarnado y vulnerablemente angustioso de un ser humano, una mujer, al que se ha pisoteado su dignidad y cuya vida y carrera profesional ha sido tronchada. 'Prima facie' es una obra indiscutiblemente feminista, sí, pero va incluso más allá y reducir la función a su aspecto reivindicativo sería hacerle un flaco favor.
'Prima facie' es una obra escrita por Suzie Miller, autora nacida en Australia, es sin duda uno de los fenómenos de la escena anglófona reciente gracias, sobre todo, a la producción estrenada en Londres el pasado año, con Jodie Comer como intérprete, que pudo verse en todo el mundo vía 'streaming'. Presenta a Tess, una abogada joven, brillante y ambiciosa -para lo bueno y para lo malo-, que se ha especializado en defender a hombres acusados de agresión sexual, campo en el que demuestra una fría profesionalidad que le proporciona numerosos éxitos. Hasta que una noche es víctima de una violación producida en unas circunstancias que ella, como abogada defensora, ha considerado cuestionables y ha utilizado a su favor en sus casos.
El texto de Suzie Miller es dramáticamente perfecto -con sutiles conexiones que iluminan el relato- e ideológicamente inteligente. Sería fácil convertir la historia en un panfleto y navegar con viento a favor, pero ella lo convierte en un relato naturalmente subjetivo; es la protagonista la que cuenta su historia, la que expresa su rabia y sus frustraciones, la que cuestiona el sistema legal en el que ella ha navegado siempre cómodamente; pero no hay adoctrinamiento ni discursos grandilocuentes -solo al final toma esa senda-. Es únicamente (léase con todas las comillas posibles) el relato de una víctima, de una mujer, de un ser humano, a quien se pisotea su dignidad ante la respuesta inclemente de la sociedad.
El peruano Juan Carlos Fisher ha dibujado una puesta en escena esencial, con los elementos escénicos imprescindibles -entre ellos el sutil espacio sonoro de Luis Miguel Cobo-, despojada de todo aquello que pueda distraer de lo verdaderamente importante, que es el relato. Su magnífica dirección es posible sobre todo porque Vicky Luengo lleva a cabo una prodigiosa interpretación. Cuesta hablar en este caso de 'trabajo' porque el compromiso de la actriz con el texto y con su personaje es absoluto. Lo llena de colores, de sentimientos, de emoción... en definitiva, de verdad. Navega siempre con el timón de la obra firme, y consigue que se produzca la alquimia del teatro.