'The Book of Mormon', de Broadway a Madrid vía Uganda

Y es precisamente el aval del éxito en las dos grandes capitales internacionales del teatro musical lo que ha animado a los responsables de SOM Produce (Marcos Cámara, Juanjo Rivero y Pilar Gutiérrez) a traer este título a España. Se trata, presumen, de la primera producción que no es réplica de la original. Los productores han vuelto a poner la función en manos de David Serrano (responsable de trabajos como 'Billy Elliot', 'Grease' o 'Matilda'), que asegura que «éste es el montaje que más cerca está de lo que yo aspiraba a conseguir: con el reparto, con la puesta en escena, con las coreografías, con todo... Es la vez que más me he acercado a lo que yo pretendía».

Para conseguirlo, David Serrano -adaptador del texto y, junto a su hermano Alejandro, de las letras de las canciones- ha contado con sus colaboradores habituales: Joan Miquel Pérez (director musical), Iker Karrera (coreografía), Carlos Torrijos (iluminación), Ricardo Sánchez-Cuerda (escenografía), Ana Llena (vestuario), Esther Redondo (caracterización) y Gastón Briski (sonido); además de un reparto que encabezan Jan Buxaderas, Alejandro Mesa, Aisha Fay, Nil Carbonell y Jimjmy Roca.

'The Book of Mormon' (el título no se ha querido traducir) cuenta la historia de Elder Price y Elder Cunningham, dos jóvenes misioneros de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días -todos los que aparecen en el musical se llaman Elder-, a los que se envía a Uganda para predicar en aquel país la fe mormona. «No es un musical sobre religión -advierte Marcos Cámara-; Trey Parker y Matt Stone se criaron en Colorado, un Estado donde hay una gran comunidad de mormones, y conocen bien a ese colectivo. Los autores no pretenden ofender -de hecho, no ha habido queja, más bien todo lo contrario, de los líderes mormones- sino hacer pasar un buen rato al público. Los integrantes de esta religión son personas optimistas y divertidas», concluye Cámara. Al productor -tampoco al director, David Serrano-no le preocupa que en España los mormones no sean tan conocidos como en Estados Unidos. «En España hay más de 42.000 miembros de esta Iglesia, más que del Opus Dei, por ejemplo». «En Gran Bretaña -completa Serrano- no tiene la importancia que tiene en Estados Unidos, y el éxito es el mismo. Con el añadido de que no es nada fácil que un musical de origen neoyorquino triunfe en Londres».

«Es una apuesta, pero una apuesta por un producto de una calidad extraordinaria, de lo mejor que se ha hecho en Broadway en los últimos cincuenta años», presume Marcos Cámara. «Todo aquel que lo ve -añade- se convierte en apóstol, y cuando le preguntan por el musical, dice: 'Hay que verlo'». David Serrano ha procurado que todo el humor, hilarante, que tiene el texto, está en la versión española, pero confiesa que, especialmente en las canciones, la tarea ha sido dificilísima. «Sobre todo una de ellas, 'All-american Prophet', siete minutos de rap que nos dieron a mi hermano y a mí muchos quebraderos de cabeza».

«Los autores se ríen de todo en este musical -insiste David Serrano-: de ellos mismos, de nosotros, de los ugandeses, de los mormones... De todo y de todos. Ahí creo que está el secreto de que cause disfrute a quien ve el musical. Que se toman todo a broma, pero con mucho ingenio y con mucha inteligencia». Y con acidez. «'The Book of Mormon' presenta una visión bastante crítica del imperialismo americano también; de cómo tratamos los países del primer mundo a los países más pobres. Si alguien quiere profundizar un poco, puede hacerlo. Como todo gran texto, tiene distintas capas».

Y es que Serrano es un convencido defensor de abordar la puesta en escena de un musical como cualquier otra obra de teatro. «Es que es 'teatro' -dice el director-. En cuanto a volumen de trabajo y a gente que tienes a tu cargo, se parece más al rodaje de una película que a una obra de teatro; no tiene su intimidad... Pero yo no veo el musical como otro género distinto, y me parece que es uno de los grandes problemas que tenemos en este país, que todavía seguimos viendo el musical como si fuera otro género diferente. Y no lo es».