'Refugi': un simulacro de familia (infeliz)
Crítica de teatro
Mònica Molins Duran nos adentra en el refugio de estos jóvenes desamparados con una escenografía de Yaiza Ares que podría ser el plató de una 'sitcom'
Artículos de Sergi Doria en ABC

Crítica de teatro
'Refugi'
- Autoría Jessica Goldberg
- Traducción Carlota Subirós
- Dirección Mònica Molins Duran
- Escenografía y vestuario Yaiza Ares
- Iluminación Pau Montull
- Intérpretes Lua Amat, Joan Esteve, Daniel Mallorquín, Laura Roig
- Lugar Biblioteca de Catalunya, Barcelona
Jessica Goldberg (Provincetown, 1975) escribió 'Refugio' en 1999 y en 2003 Oriol Broggi representó en la Sala Beckett esta obra premiada con el Susan Smith Blackburn. Veintidós años después, la pieza de la autora norteamericana -que tuvo una adaptación televisiva en 2012- ... retorna al escenario dirigida por Mònica Molins Duran. Los inquilinos de este 'refugio' son tres hermanos: Amy, Becca y Nat, su hermano enfermo. Sus padres se fueron de vacaciones y nunca volvieron de aquel viaje: Amy lleva la casa, cuida al deprimido Nat, mientras que Becca se aísla del mundo con pastillas de éxtasis y desenfrenos discotequeros. Un día Amy liga con Sam, un joven que padece, como ella y sus hermanos, una familia desestructurada. El novio de Amy se une a estos 'refugiados' que intentan vivir en comunidad. La irrupción de Sam podría abrir nuevos horizontes a Amy para crear una familia de verdad, pero al final solo reproducirá los esquemas viciados de la convivencia.
Mònica Molins Duran nos adentra en el refugio de estos jóvenes desamparados con una escenografía de Yaiza Ares que podría ser el plató de una 'sitcom'. Sostiene la directora que estamos ante un Chéjov moderno. La comparación se nos antoja desmesurada: la pieza de Goldberg se revela algo reiterativa. Sus personajes hablan y se enfadan en un círculo argumentativo que nunca va más allá del lamento. Laura Roig y Lua Amat componen bien los personajes de Ami y Becca, aunque en algún compás de la obra su dicción pierda limpidez y dificulte la inteligibilidad; Daniel Mallorquín encarna con credibilidad a ese Nat demediado que exige con modos tiránicos la atención de Amy; Joan Esteve cumple con el personaje de Sam, sin aportar mayor relieve.
Suena excesivo afirmar que esta pieza de Goldberg «dinamita una de las bases de nuestra sociedad: la familia». 'Refugi' despierta expectativas sin llegar a cumplirlas con un texto que se queda más cerca de la 'sitcom' -en este caso, americana- que de las 'dachas' infelices de Chéjov. Si algo refleja con convicción la autora es que el calor humano acaba siendo más importante que las afinidades de esos jóvenes que lo buscan con desespero para esquivar la intemperie.
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