'El principi d'Arquimedes', el volumen de la sospecha
CRÍTICA DE TEATRO
En una primera lectura, la obra conecta con un caso de pederastia, pero cuya intención va más allá de la sospecha sexual para adentrarse en la inseguridad y el miedo de una sociedad que activa la alarma ante cualquier comportamiento que vaya más allá de los protocolos políticamente
'El principio de Arquímedes', ¿un gesto de ternura o un gesto peligroso?
Crítica de teatro
'El principi d'Arquimedes'
- Autor Josep Maria Miró
- Dirección Leonardo V. Granados
- Escenografía y vestuario Elisabet Rovira
- Iluminación Sylvia Kuchinov
- Espacio sonoro Guillem Rodríguez
- Intérpretes Dani Espasa. Intérpretes: Marc Tarrida, Sandra Monclús, Eric Balbàs, Jordi Coll Serra
- Lugar Espai Texas, Barcelona
Con casi medio centenar de producciones en todo el mundo y traducido a veinte idiomas, 'El principio de Arquímedes', de Josep Maria Miró, es, como 'El método Gronholm', de Jordi Galcerán, uno de los montajes más exitosos e internacionales de ... la dramaturgia catalana. Estrenada en 2012 en la Sala Beckett con la dirección del propio autor, la pieza estuvo poco tiempo en la cartelera barcelonesa; tuvo solo cuatro funciones en la gira por Cataluña y poco más de siete mil espectadores. Razones suficientes para recuperarla en el Espai Texas, un escenario dedicado a revisar aquellos textos que en su momento se representaron poco debido a las aceleradas agendas de la programación teatral.
Bajo la dirección de Leonardo V. Granados, esta nueva mirada sobre el texto de Miró permitirá a quienes la vieron hace doce años profundizar sobre una situación que, en una primera lectura, conectaba con un caso de pederastia, pero cuya intención va más allá de la sospecha sexual para adentrarse en la inseguridad y el miedo de una sociedad que activa la alarma ante cualquier comportamiento que vaya más allá de los protocolos políticamente correctos. Es el caso del entrenador de natación que acaba en la picota por haber abrazado y besado a un niño que tenía miedo de lanzarse a la piscina sin flotador. El gesto le costará la reprimenda de la directora y la protesta de los padres de sus alumnos. Todos sospechan de las posibles intenciones perversas del entrenador. La alarma social está servida y el ostracismo del señalado, también.
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En esta nueva adaptación, Marc Tarrida y Sandra Monclús son el entrenador y la directora que en el estreno de hace trece años encarnaron Rubén de Eguía y Roser Batalla, respectivamente. El director mantiene la sucinta escenografía e incrementa los insertos sonoros para realzar el desasosiego de los personajes que componen con solvencia Tarrida y Monclús. Un desasosiego que se traslada al espectador. ¿Cómo reaccionaría si fuera uno de esos padres que temen que su hijo haya sido víctima de abusos? ¿Y si el señalado fuera inocente? Acabada la obra es el momento de las preguntas (a veces incómodas) al público. El buen teatro escuece.
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