¡Nuria Espert!

Julio Bravo

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22/12/2023 a las 14:20h.

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Nuria Espert es, sin ninguna duda, una de las más grandes damas de nuestra escena y una actriz extraordinariamente singular, que ha logrado su popularidad y su prestigio sin apoyarse en su trabajo cinematográfico ni televisivo –prácticamente inexistentes–, y únicamente con su labor teatral, ... que abarca ya más de siete décadas desde que debutara en su Barcelona natal con apenas dieciséis años. Ahora, con ochenta y ocho años cumplidos, sigue impartiendo lecciones sobre ese escenario que, asegura, le sigue dando la vida. La dio –¡y cómo– en la función del viernes 15 de diciembre. El día anterior, se tuvo que suspender la representación de 'La isla del aire' por una afección vocal y una laringitis de la propia Nuria Espert. Al día siguiente –y con ochenta y ocho años, recuerdo–, la actriz estaba nuevamente sobre el escenario para defender su personaje, que es además el eje de la obra sobre el que gravitan tanto la acción como el resto de los personajes. La voz de Mario Gas, director del espectáculo, advirtió a los espectadores de la circunstancia. La Espert –pocas como ella se merecen este tratamiento– caminó sobre el alambre de su personaje como un funambulista, y hubo momentos en que el público temió por ella, pero logró llegar con paso firme al final de la cuerda.

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'La isla del aire' es un texto de Alejandro Palomas que presenta a tres generaciones de mujeres –una madre, sus dos hijas y sus dos nietas–, en el aniversario de una tragedia familiar. Mencía (Nuria Espert) es quien azuza a sus cuatro descendientes y consigue la catarsis. La actriz catalana tiñe el color justo las irónicas frases de su personaje, y el público respondió con abundantes risas las divertidas salidas de Mencía, y premió con una prolongada ovación puesto en pie el esfuerzo, el compromiso y la jerarquía de la intérprete catalana, todo un ejemplo para los espectadores y para sus compañeras de reparto, pendientes de ella en todo momento. Sería injusto hacer cualquier otro juicio de valor sobre el espectáculo, cuyo cansino ritmo estaba seguramente mediatizado por la afección de Nuria Espert y por la necesidad del resto de actrices de acompasarse a su marcha.