'La música': el adiós como una forma de encuentro
CRÍTICA DE TEATRO
Duras vuelve aquí a su estación favorita, el verano, y a su espacio favorito, un hotel, y en ellos levanta un ajuste de cuentas que no es otra cosa que una forma de explicarse qué pasó y qué continúa pasando
'La música' reúne a Ana Duato y Darío Grandinetti y los devuelve al escenario

Crítica de teatro
'La música'
- Autora Marguerite Duras
- Adaptación y dirección Magüi Mira
- Escenografía Curt Allen Wilmer y Leticia Gañán
- Vestuario Gabriela Salaberri
- Iluminación José Manuel Guerra
- Intérpretes Ana Duato y Darío Grandinetti
- Lugar Teatro Infanta Isabel, Madrid
Marguerite Duras es capaz de levantar en cualquiera de sus páginas todo un mundo. Ella dijo que solo había sido fiel a dos cosas en su vida: la bebida y la escritura. Pero eso no fue exacto del todo. Nadie como ella puso tanta ... pasión, tanta emoción en entregarse a ese sentimiento anonadante, vertiginoso y extraño como es el amor. Retrató a mujeres, a ella misma, esperándolo, gozándolo, padeciéndolo hasta convertirlas en puntos de fuga. Supo ver cada matiz, hacerse las preguntas que tratan de dar cuenta de ese paraíso que de pronto se convierte en un infierno.
'La música', escrita originalmente como guion televisivo en 1965, es una obra llena de preguntas. ¿En quiénes nos convertimos cuando decimos adiós a un amor? ¿Quién, de todos los que somos, se atrevió a acabar con él ahogándolo en un mar de disputas, peleas, distanciamientos, amantes y silencios cuando en realidad lo que pretendía era lanzar un grito, una llamada de socorro para que ese amor no acabara del todo? ¿ Cómo se vive la separación? ¿Y qué ocurre con todas nuestras heridas cuando volvemos a encontrarnos con esa persona a la que seguimos amando, aunque hayamos tratado de levantar lejos otra vida?
Duras vuelve aquí a su estación favorita, el verano, y a su espacio favorito, un hotel, y en ellos levanta un ajuste de cuentas que no es otra cosa que una forma de explicarse qué pasó y qué continúa pasando. Magüi Mira, muy sabiamente, opta por que la contención dramática sea la mejor manera de expresar toda esta tensión, toda esta pasión. Descarga en la interpretación de Ana Duato y de Darío Grandinetti todos esos acordes que van formando una partitura tan poderosa, tan llena de colores, y que resulta magnífica, absorbente. Ana Duato está esplendorosa y dota a su papel no solo de una carga sentimental sino también erótica, porque sabe que las cosas no se resuelven solo en las palabras, que están pidiendo una caricia, un cuerpo, que todo el pasado se hace presente en ese hall del hotel y todo presente se debate si hacerse futuro o no. Lo importante es que Magüi Mira ha llevado a cabo no solo el diálogo de dos amantes sino todo lo que rodea a ese diálogo, ha atrapado la poesía de esta obra.
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