'El monstruo de los jardines': Calderón contra la guerra
Crítica de teatro
Iñaki Rikarte dispone una función que, a veces con apariencia de vodevil, otras de comedia romántica, resulta un imaginativo y atractivo caleidoscopio lleno de detalles
'El monstruo de los jardines', cuando Aquiles se convirtió en Segismundo
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'El monstruo de los jardines'
- Texto Pedro Calderón de la Barca
- Dirección y versión Iñaki Rikarte
- Escenografía Mónica Boromello
- Vestuario Ikerne Giménez
- Iluminación Felipe Ramos
- Composición musical y espacio sonoro Luis Miguel Cobo
- Asesor de verso Vicente Fuentes
- Intérpretes Joven Compañía Nacional de Teatro Clásico (Iñigo Arricibita, Xavi Caudevilla, Cristina García, Ania Hernández, Nora Hernández, Antonio Hernández Fimia, Pascual Laborda, Cristina Marín-Miró, Felipe Muñoz, Miriam Queba, María Rasco y Marc Servera)
- Lugar Teatro de la Comedia, Madrid
Transformar una comedia en tragedia sin desvirtuar el texto ni traicionar su espíritu no es tarea sencilla; tampoco lo es conseguir que un texto escrito en 1667 y con unos personajes procedentes de la mitología griega conformen una función llena de frescura y modernidad sin ... recurrir a incomprensibles 'originalidades'. Por ello es digno de ovación lo que han hecho Iñaki Rikarte y la Joven Compañía Nacional de Teatro Clásico con 'El monstruo de los jardines', un texto poco transitado de Calderón de la Barca, a pesar del extraordinario vigor de sus versos y de la resonancia de 'La vida es sueño' en la trama -inspirada en el episodio de Aquiles en Esciros, que aparece en la 'Aquileida'-: el dramaturgo madrileño metamorfosea al héroe clásico -a quien su madre, la ninfa Tetis, esconde disfrazado de mujer en la corte del rey Licomedes para evitar que cumpla la profecía de su muerte en Troya- en una suerte de Segismundo. Y eso aprovecha Iñaki Rikarte, que ya trabajó con la compañía en 'El desdén con el desdén', para teñir el montaje, sutil pero firmemente, de antibelicismo: sin soflamas, solo con recursos dramatúrgicos.
El director vasco ha dispuesto un artefacto teatral tan divertido como coherente, tan entretenido como profundo y, con la ayuda de sus colaboradores -Monica Boromello, Ikerne Giménez, Felipe Ramos, Luis Miguel Cobo-, dispone una función que, a veces con apariencia de vodevil, otras de comedia romántica, resulta un imaginativo y atractivo caleidoscopio lleno de detalles, que refrendan a Iñaki Rikarte como uno de los directores españoles más interesantes. Le ayuda, y mucho, la entregada y magnífica interpretación de la Joven Compañía, dentro de la que habría que destacar a Ania Hernández (Deidamia) y a Pascual Laborda (Aquiles).
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SuscribeteMadrileño. Ingresó en la Redacción de ABC en 1985. Ha pasado por distintas secciones, pero siempre se ha dedicado a la información de música y artes escénicas. Es crítico teatral y de Danza
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