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'Malinche', del ruido y las nueces

Crítica de teatro musical

Nacho Cano presenta su musical sobre los amores entre Hernán Cortés y la mujer nahua

Una imagen de 'Malinche' Miguel Ángel Fernández
Julio Bravo

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Crítica de teatro musical

'Malinche'

  • Libreto, música, letras y dirección Nacho Cano
  • Asistente de dirección y coreógrafo vuelos acrobáticos Hansel Cereza
  • Coreografía danza española Jesús Carmona
  • Coreografía hip hop Cristian Pérez (Uru)
  • Dirección musical Alexander Pantchenko 'Sacha'
  • Dirección de actores Javier Navares
  • Diseño de sonido Poti
  • Iluminación Lluis Martí
  • Escenografía Carles Berga y Hansel Cereza
  • Diseño de vídeos Nacho Cano, Romera diseño e infografía
  • Vestuario, peluquería y maquillaje José Ventura
  • Diseño de vestuario Javier Soria
  • Principales intérpretes Andrea Bayardo, Adrián Salzedo, Jesús Carmona, Javier Navares, José Ignacio Galán Ordóñez
  • Lugar Espacio Malinche, Ifema, Madrid

Doce años dice Nacho Cano que ha tardado en poner en pie 'Malinche', el musical que, en medio de una gran expectación, buenas dosis de morbo y algunas gotas de polémica, se ha estrenado en una carpa creada al efecto en el recinto ferial de Ifema en Madrid. La expectación, el morbo y la polémica acompañan desde hace tiempo al excomponente de Mecano; las dos primeras se explican perfectamente por su condición, precisamente, de miembro de uno de los grupos fundamentales en la historia de la música pop española. La tercera, la polémica, tiene algo de artificial, y viene en parte por las declaraciones y actitudes 'políticamente incorrectas' para ciertos sectores que dictan lo que es 'políticamente correcto'; para ser más claros: la declarada simpatía de Nacho Cano por la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso.

Hay otra polémica que va más allá, y es el tema elegido para el musical: la figura de Malinche, la mujer nahua de la que se enamoró Hernán Cortés y con la que tuvo un hijo, Martín, considerado uno de los primeros mestizos nacidos tras la conquista de México. Malinche es vista de muy distinta manera según desde qué lado del Atlántico se la observe, y en estos tiempos en que tantos pretenden reescribir la historia -como si se pudiera- es un tema espinoso. Nacho Cano tampoco entra en profundidades. Él cuenta la historia que aprendió en el colegio de una manera plana y lineal, y tan solo en algunos versos de las canciones desliza un mensaje de concordia y de la riqueza que supuso el encuentro de culturas para los dos países.

Al margen de ello, hay que admirar en primer lugar el deslumbrante espectáculo de Nacho Cano ha conformado, no solo en el escenario, sino alrededor de la función; la carpa alberga un espacio de restauración que complementa la asistencia al musical, y se ha levantado un extraordinario patio de butacas, amplio y cómodo para el espectador. No se ha logrado, sin embargo, aislar el espacio, y durante la función entra molestamente el sonido de espectáculos vecinos.

'Malinche' es un musical apabullante en cuanto a medios -incluso demasiado apabullante por lo que respecta al sonido, en algunas ocasiones excesivo-; la escenografía, con una pirámide azteca, planos distintos e incluso una piscina llena de agua, deslumbra; lo hace también el constante ajetreo en que se convierte el escenario, salpicado con magníficas coreografías, alguna de ella verdaderamente trepidante. El vestuario -con piezas que recuerdan algún espectáculo del Circo del Sol- y las luces terminan de ofrecer un espléndido marco a la historia.

De ésta y de la música -fabulosamente interpretada- no se puede decir que estén a la misma altura. Hay más ruido que nueces. El relato se presenta muy desigual, con episodios claramente alargados y un final precipitado, que recurre incluso a la voz en off para contar lo que debería contarse con la acción. Musicalmente hay talento y oficio, y el sello de Nacho Cano está presente en toda la partitura, especialmente en los mayoritarios números corales, donde se escuchan las habituales armonías 'marca de la casa'. Pero resulta sospechoso que, en el momento de los saludos, se recurra a las canciones de Mecano -'Hoy no me puedo levantar', 'Un año más'...-, además de al pegadizo y vitamínico himno 'Destino México mágico' -éste sí, original del musical- para levantar el ánimo de los espectadores.

En el capitulo interpretativo destaca la jerarquía de Javier Navares, en el papel de Diego Velázquez de Cuéllar, y las buenas voces de los dos protagonistas, Andrea Bayardo y Adrián Salzedo. Pero el verdadero lujo de la función es el baile preciso y contundente, lleno de calidad, de Jesús Carmona, que eleva la temperatura cuando aparece en escena.

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