'L'alquimista': Margueritte Yourcenar fundida en negro
Crítica de Teatro
Francesc Garrido encarna con su potente impronta dramática al alquimista, que alterna su trágico sino con pesadillas dignas del tenebrismo flamenco
Los seis centenarios de Marguerite Yourcenar
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónCrítica de teatro
'L'alquimista'
- Texto Marguerite Yourcenar
- Traducción Sergi Belbel
- Adaptación y dirección Michael De Cock
- Escenografía y figurines J. Marie Szersnovicz
- Iluminación José Manuel Guerra
- Música Jürgen De Bruyn
- Intérpretes Francesc Garrido, Anna Moliner, Teresa Urroz, David Vert, Babou Cham, Arnau Ramos
- Lugar Teatre Nacional de Catalunya, Barcelona
Marguerite Yourcenar (1903-1987) publicó en 1968 'La obra en negro' que, tras el éxito de 'Memorias de Adriano' vio la luz en España como 'Opus nigrum' (Alfaguara, 1983). El título alude en la alquimia a la disolución de la materia y, en el ... plano alegórico, al desaprendizaje de los prejuicios que coartan el acceso al conocimiento. 'Opus nigrum' narra el periplo del alquimista Zenón por la Europa del siglo XVI, martirizada por las guerras de religión. El protagonista intenta establecer un puente entre los vestigios de la Edad Media en la que se formó y acceder a la Edad Moderna: los nuevos horizontes marítimos de los descubrimientos; el Renacimiento con la sustitución del Dios por el ser humano como medida de todas las cosas. En el peregrinaje de Zenón, de Santiago a la ciudad de Brujas, donde nació y donde morirá, Yourcenar establece similitudes con el torturado siglo XX que, cual eterno retorno, siguen vigentes en el XXI.
Francesc Garrido encarna con su potente impronta dramática al alquimista, que alterna su trágico sino con pesadillas dignas del tenebrismo flamenco. En el reparto destaca un solvente David Vert como Enrique-Maximiliano, el primo del alquimista, que abrazó las armas; Teresa Urroz encarna al prior del convento de los Cordeliers y al canónigo Campanus o la versátil Anna Moliner, la madre de Zenón.
El director belga Michael De Cock ha querido condensar las cuatrocientas páginas de la novela en un montaje teatral de hora y tres cuartos en el que el verbo se conjuga con una potente escenografía y la evocadora música de Jürgen De Bruyn. El resultado no convence: el exceso de texto dificulta en demasiados momentos de la obra la comprensión de aquello que se cuenta y lastra el trabajo actoral. Trasladar un texto novelesco al escenario teatral supone, como sucede también en las traslaciones al cine, sustituir fases narrativas por simbología o gestualidad.
En esa operación que exigía cirugía fina, el 'cirujano' De Cock no ha sido eficaz al utilizar del bisturí. En lugar de oro puro, su alquimia dramatúrgica da un metal con exceso de plomo. Una lástima. Por el magnífico equipo y, cómo no, por la gran Yourcenar.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete