Una fiesta pasada por agua
El Ballet Nacional de España celebró su 45º aniversario con una gala fallida en el Teatro de la Zarzuela
El Ballet Nacional de España, un cuarentón de buen ver
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Iniciar sesiónAguar la fiesta significa, según la RAE, «estropear una situación grata». Y eso es lo que pasó el jueves en la gala de celebración del 45º aniversario del Ballet Nacional de España celebrada en el Teatro de la Zarzuela. Los gestos de alegría que ... se veían antes del espectáculo -los estrenos del BNE en este coliseo son siempre una celebración familiar- se torcieron y se volvieron caras de circunstancia tras caer el telón.
El Ballet Nacional de España es uno de los tesoros insustituibles de la cultura española, porque es el albacea y principal garante de un estilo de danza único que, por cuestiones fundamentalmente económicas, apenas se puede ver fuera de esta compañía, y si lo hace, en cualquier caso, es lejos de los estándares de calidad que puede ofrecer el BNE.
Hablo, claro está, de la danza española y de las cuatro ramas en que las dividió Mariemma: escuela bolera, baile clásico español, flamenco y folclore. La inmediatez y la fortaleza del flamenco ha fagocitado a los otros estilos, que apenas se asoman a los escenarios.
Por ello, cualquier celebración del Ballet Nacional, por extraño que sea su número -45 no es una cifra redonda ni mucho menos-, es recibida entre esa 'familia numerosa' de la danza española como una fiesta. Y con ese ánimo acudió el público a la Zarzuela; pero lo que se encontraron fue con otra cosa.
En el programa -de cerca de tres horas de duración- apenas hubo danza en directo. fragmentos de 'Danza y tronío', la legendaria coreografía de Mariemma sobre música de Antonio Soler y Luigi Boccherini, con arreglos de Antón García Abril; 'Vito de Gracia', un dúo creado por Rosario y Antonio; el emblemático 'Zapateado' de Antonio Ruiz Soler sobre la música de Pablo Sarasate; 'Martinete', de Miguel Ángel Corbacho; el estreno de 'Farruka', una pieza de Rubén Olmo con música de Víctor Márquez; y la jota 'Aragón', coreografiada por Pedro Azorín sobre una partitura de Salvador Ruiz de Luna. En todas las piezas -interpretadas además con la Orquesta de la Comunidad de Madrid, bajo la batuta de Manuel Busto- se pudo ver la jerarquía de la compañía y de sus solistas, con mención especial para Aloña Alonso, Inma Salomón, José Manuel Benítez o Fran Velasco.
El resto del programa lo conformó la proyección, en dos partes, de un documental de Emilio Belmonte y Luis Delgado, titulado 'Todo el pasado por delante', con el que se quiere, se dijo, dejar memoria de los cuarenta y cinco años de historia. Pero no era esta gala el lugar en el que se debía proyectar esta película, que además está dominada por un excesivo protagonismo del actual director del Ballet Nacional de España, Rubén Olmo (el público, cansado, recibió con risas sarcásticas algunas de sus apariciones en el metraje final del documental), que choca con la escasa presencia de antiguos directores y figuras de la compañía y la casi nula intervención de los actuales integrantes del conjunto.
Los globos deshinchados, los confetti desparramados por el suelo, las sonrisas desdibujadas... Una fiesta tristemente pasada por agua.
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