'Don Juan Tenorio' vuelve a pasearse por Alcalá de Henares

La obra, con un personaje protagonista cada vez más controvertido y casi al borde de la cancelación, cuenta este año con una versión de Triana Lorite dirigida por Pepa Gamboa. El reparto lo encabezan Daniel Muriel como Don Juan y Candela Serrat como Doña Inés. Les acompañan Críspulo Cabezas (Don Luis Mejía), Lisi Linder (Doña Ana de Pantoja), Joaquín Notario (Don Gonzalo de Ulloa), Antonio Albella (Don Diego Tenorio), Didier Otaola (Ciutti), Eva Isanta (Doña Brígida), Lucía Espín (criada), Juan Caballero (Pascual), José Carlos Fernández (Buttarelli), Alberto Gómez Taboada (Capitán Centellas), Antonio Ponce (Don Rafael de Avellaneda), Belén Orihuela (Abadesa), Pepe Maya (El escultor) y Lucía Espín (La tornera).

El equipo artístico está compuesto por Triana Lorite, que firma también el espacio escénico; Jesús Arbués (diseño de audiovisuales y mapping), Pier Paolo y Roger Portal Cervera (vestuario), Eduardo Guerrero y Sharon Fridman (coreografía), Ignacio Ysasi (sonido acústico) y Juan Lorite (diseño gráfico).

La versión de Triana Lorite, cuentan los responsables del montaje, «está dividida en dos partes, Tierra y Cielo, respetando la prosodia y estructura del autor y procurando otorgar cierta ligereza al texto».

«El Tenorio -explica la autora de la versión- es la historia del espíritu, un mito que enriquece a la figura mítica de un Fausto o un Hamlet, como todos esos Don Juanes que se reciclan cada año buscando cambiar de perspectiva según la contemporaneidad en la que vive el público».

«Dramaturgos y médicos -sigue Triana Lorite- se han ocupado de esta figura prototípica del burlador surgido de la consciencia colectiva indómita y algo generosa de los héroes que menosprecian el obstáculo y el peligro, pero que también, y esto es lo más dramático, intentan amar y no pueden, o intentan que los amen y no lo consiguen. En esta faena divina, de aire festivo, carnaval y juego del destino inminente, el amor se va afinando como sustancia del elemento cultural del romanticismo del siglo XIX, pero también con un análisis actual, elevando hasta donde merecen a todos los personajes de la literatura que después de siglos siguen en pie, inertes al tiempo».