Don Juan Tenorio, un terrorista de Estado

La Compañía Nacional de Teatro Clásico abre su temporada con 'El burlador de Sevilla'

Xavier Albertí dirige la nueva producción de esta icónica obra, atribuida a Tirso de Molina

Una escena de 'El burlador de Sevila' Sergio Parra

Don Juan Tenorio es, más allá de un violador y un agresor sexual, un terrorista de estado; su intención al burlar mujeres -hímenes en realidad, porque no hay una sola mujer a la que viole que no sea virgen- es destruir los preceptos morales de ... la sociedad. Ésta es la lectura que Xavier Albertí hace de 'El burlador de Sevilla', la obra atribuida a Tirso de Molina, que sube hoy al escenario del Teatro de la Comedia para levantar el telón de la temporada de la Compañía Nacional de Teatro Clásico (CNTC). Albertí, que firma también la versión de la obra, cuenta con un amplio reparto que integran Jonás Alonso, Miguel Ángel Amor, Cristina Arias, Mikel Arostegui Tolivar, Rafa Castejón, Antonio Comas, Alba Enríquez, Lara Grube, Álvaro de Juan, Arturo Querejeta, Isabel Rodes, David Soto Giganto y Jorge Varandela. Max Glaenzel (escenografía), Juan Gómez Cornejo (iluminación), Marian García Milla (vestuario), Vicente Fuentes (asesoría de verso) y Mariano García (sonido) conforman el equipo artístico. La producción llega con un bagaje de cinco mil espectadores que la vieron, cuenta Lluís Homar, director de la CNTC, en Almagro y en Barcelona, donde se presentó anteriormente.

El mito de Don Juan es una de las columnas vertebrales de la programación de la compañía esta temporada (el otro es 'La vida es sueño', de Calderón'. «Leer estos mitos -dice Albertí-, permite en el fondo acercarlos a la contemporaneidad, aprender de una larga tradición cultural y entregarla a tus conciudadanos con una especie de energía de nuestro tiempo. 'El burlador de Sevilla' no solo es la historia de alguien que burla mujeres, sino que tiene un mensaje mucho más profundo. En el fondo se refleja que la sociedad en la que fue escrita la obra había llegado a un colapso. Había que romperla desde el terrorismo. La herramienta que usa don Juan Tenorio para llevar a cabo su terrorismo es aquello que protege las tensiones económicas de una sociedad dividida en una élite y unas clases populares: el comercio del himen femenino. Estamos ante una sociedad que niega el deseo sexual femenino y que construye a través de la virginidad femenina una de las grandes potencias de su comercio para proteger sus intereses. Eso en manos de un terrorista llamado don Juan Tenorio va a tensar hasta extremos insostenibles las formas que tiene una sociedad injusta para favorecer sus privilegios, para intentar, como dirá mucho tiempo después Lampedusa en su Gatopardo, «que todo cambie para que no cambie nada».

Tradición

Para el director, 'El burlador de Sevilla' es una de las grandes obras maestras del Siglo de Oro. «Ha generado una enorme tradición, con unas 3.000 producciones artísticas vinculadas a este origen. Seguramente 'El burlador de Sevilla' no es el origen, sino que está amparado en tradiciones de origen medieval, como la idea de la invitación de los muertos que vuelven a la vida o las figuras burladoras, que tienen unas raíces muy profundas en la cultura ibérica y que han generado, a través de esta obra, uno de los grandes mitos de larguísimo recorrido europeo».

Tradicionalmente se ha considerado a Tirso de Molina como el autor de la obra. Sin embargo, recientes estudios ponen en duda su autoría, y señalan a Andrés de Claramonte como otro posible creador. Por eso la CNTC presenta 'El burlador de Sevilla' como 'atribuida a Tirso de Molina'. Explica Xavier Albertí que ha habido teorías para todos los gustos sobre el origen de la obra. «En 1625 o 1629, no es seguro, se publicó en Sevilla un texto titulado 'El burlador de Sevilla'; en 1635 apareció otro texto, 'Largo me lo fiais', de Andrés de Claramonte: ambos tienen 1.473 versos idénticos, lo que ha alimentado la idea de que fue Claramonte su autor». «De todos modos -concluye Albertí-, la autoría en el siglo XVII era muy distinta de lo que es ahora. En cualquier caso, tanto 'El burlador de Sevilla' como 'Largo me lo fiais' son dos joyas».

Regeneración

Explica Xavier Albertí que «los tres espacios temporales que se confrontan en la obra son el siglo XVII, cuando se escribe; el XIV, en el que se sitúa; y el XXI, en el que lo recibimos. El siglo XIV de 'El burlador', lleno de anacronismos, es un mecanismo para hablar de una época en crisis donde los modelos medievales se tambalean hasta dejar paso a una modernidad cada vez más cercana. 'El burlador de Sevilla' nos habla de la necesidad de regeneración profunda de una sociedad, tanto la del siglo XVII como esta en la que lo recibimos».

Tres imágenes de 'El burlador de Sevilla' Sergio Parra

Pero esta 'reivindicación anarco-terrorista' de don Juan Tenorio y su intención de hacer temblar los pilares de la sociedad, no le cambia la etiqueta de violador (aunque Mikel Arostegui, su protagonista, asegure que todo lo hace por amor, y que con él combate las normas). «La obra -dice Albertí- contiene una mirada sobre la violencia ejercida hacia una sociedad que se siente en un proceso de degradación y, más concretamente, sobre una violencia ejercida sobre el cuerpo de las mujeres. Don Juan es alguien que sabe que tiene que destruir unas mecánicas sociales que se muestran terriblemente agresivas sobre la libertad sexual del cuerpo femenino. Este Burlador habla del deseo y de cómo este ha sido reprimido durante siglos.

Las mujeres de esta obra, concluye el director catalán, han dado espacio a su deseo sexual, algo que entra en colisión con la norma que rige sus vidas; y tienen conciencia de cómo el poder actúa contra esa libertad sexual. Don Juan es, remata, «el aparato ideológico para intentar romper definitivamente con lo conseguido en el siglo XVII».

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