Josep Maria Flotats: «Los actores somos los últimos mohicanos»
El intérprete y director recupera 'París 1940', del maestro francés Louis Jouvet, un «homenaje al oficio y a su dificultad y rigor»
La obra se presenta en el Teatro Español hasta el 8 de enero, con Francisco Dávila, Natalia Huarte, Arturo Martínez Vázquez y Juan Carlos Mesonero, además del propio Flotats, en el reparto
Madrid
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Iniciar sesiónDecir Josep Maria Flotats equivale a un estilo de hacer teatro con rigor, atención al texto y a la interpretación, concienzudo, sobrio y técnicamente impecable, y con las costuras perfectamente asentadas. Es una manera de hacer teatro que aprendió en Estrasburgo, en cuya Escuela ... Nacional Superior de Arte Dramático se formó el actor y director catalán. Allí, «cuando apenas intuía el misterio inmenso de la naturaleza del teatro -dice Flotats-, y abría apenas lo ojos sobre una enseñanza tan inextricable cuya técnica no es del todo ciencia porque no es repetible, descubrí, en un libro que me había aconsejado uno de mis profesores, todos los grandes principios de mi arte, expresados de un modo extraordinariamente sabio y sencillo a la vez».
El libro al que se refiere Flotats es 'Le Comédien Désincarné', de Louis Jouvet (1887-1951), a quien todos sus profesores le consideraban el gran maestro; el libro y su autor son desde entonces, confiesa el actor catalán, una de sus principales referencias. Tras la muerte de Jouvet aparecieron las notas que tomó su secretaria durante unas clases magistrales que había ofrecido en el Conservatorio de París en 1940; la actriz y directora Brigitte Lefebvre transformó aquellas clases en una obra de teatro titulada 'Elvire Jouvet 40', y en 2002, con traducción de Mauro Armiño, Josep Maria Flotats la presentó en Madrid, dirigida e interpretada por él mismo.
Ahora el Teatro Español ha recuperado esta pieza, de nuevo con dirección de Flotats, que la interpreta junto a Francisco Dávila, Natalia Huarte, Arturo Martínez Vázquez y Juan Carlos Mesonero.
Flotats justifica la recuperación de este montaje. «Creo acertado y oportuno, en estos momentos en que la sociedad parece resaltar como ejemplo y valor máximo el triunfo hipermediático, rápido y masivo, que le ofrece la digitalización, los 'tweets' o las 'fake news', gracias al Big Data, Big Pharma o Big Finances, pararse a reflexionar sobre nuestro arte. Profundizar en él no únicamente hacia los que practicamos su aprendizaje sino también hacia el público que lo recibe. Cuestionarnos sobre nuestro oficio, sobre nuestra realización a través de él o gracias a él. El por qué, el cuándo, el cómo, el para quién. ¿Cómo seguir haciendo teatro sin pensar en él?»
'París 1940' presenta las sesiones de trabajo de Louis Jouvet con una joven estudiante de Arte Dramático, Claudia, para su aprendizaje del personajes de Elvira en la segunda escena del 'Don Juan' de Molière. La obra, dice Flotats, «me permite dar a conocer en vivo el método que me ha formado y, también, explicarme a mí mismo, en la medida de lo posible: mis deseos, mis esperanzas, mis sueños artísticos y mis temores». La obra es un homenaje a la profesión de actor, sigue el intérprete. «A la dificultad y complejidad de nuestro oficio; los dobles y triples saltos mortales que se hacen en el escenario son producto de horas y horas de ensayo». «Rigor, perseverancia, ética, subir siempre un peldaño más, subir al escenario y comunicar un sentimiento». Son, dice Flotats, características que debe perseguir todo actor. «Somos los últimos mohicanos», sonríe.
Lee el actor y director un fragmento escrito por Jouvet que él suscribe: «En el fondo de mí mismo no estoy inquieto por el teatro -yo, Josep Maria, sí lo estoy, acota-, lo amo demasiado y sé demasiado bien de su superioridad y su poder real; para mí es una religión del espíritu; pero no estoy seguro de que todos los que lo practican o que lo viven actualmente estén igual de convencidos, que no tengamos que soportar algunos años penosos de pobreza en todos los aspectos, y de eso es de lo que hay que hablar y prevenir a los que vienen».
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'París 1940' comienza con una voz en off que sitúa la acción desde un aparato de radio. «El Ejército alemán invade Polonia». No hay que ser muy perspicaz para encontrar las similitudes en estos momentos. «El teatro es el reflejo de la problemática de su sociedad», dice Flotats, que añade: «Me angustia mucho lo que puede venir». Y volviendo la mirada a su mundo, la escena, lamenta: «En esta sociedad de hoy los maestros son cosa del pasado. Se empieza cada vez de cero y en el teatro, en las artes en general, nunca se empieza de cero».
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