«Jardiel quería hacer soñar al público y enfrentaba lo inverosímil con lo vulgar»
Pilar Massa dirige en el Teatro Español la comedia del dramaturgo madrileño 'Es peligroso asomarse al exterior'
Pilar Massa cuenta que Natalia Menéndez, entonces directora del Teatro Español, le llamó para que dirigiera en este espacio una obra de alguno de los escritores de la denominada 'La otra Generación del 27': Tono, Mihura, Neville, Jardiel Poncela...; tenía veintiún días para ... elegirla, así que se quemó las pestañas leyendo textos de estos autores. «No comía, no dormía, no quedaba con nadie; solo leía y leía». Jardiel, desde su foto en la portada de sus 'Obras completas', le guiñaba el ojo insistentemente, y Pilar Massa se decidió por él y, más concretamente, por 'Es peligroso asomarse al exterior'. «Pensé que si de verdad quería resarcirle, hacer un homenaje y contextualizarlo en su época, no podía hacer otra vez lo de siempre».
Estrenada el 15 de abril de 1942 en el Teatro de la Comedia de Madrid, la obra apenas ha vuelto a la cartelera desde entonces, a pesar de su éxito. La producción que estrena el Teatro Español mañana cuenta con versión y dirección de la propia Pilar Massa (que ha incrustado en el texto frases de otra obra de Jardiel, 'El sexo débil ha hecho gimnasia', «que encajar como un puzle perfecto». Cuenta con un reparto inusualmente numeroso para estos tiempos: catorce actores. Son Jacinto Bobo, Katia Borlado, César Camino, Raúl Fernández de Pablo, Daniel Freire, Elena González, Malena Gutiérrez, Paco Ochoa, Guillermo Manuel Ortega, Lucía Quintana, Cynthia Rosado, Guillermo de los Santos, Raquel Varela y Samuel Viyuela González.
La obra presenta a una joven que se ha prometido en matrimonio en tres lugares diferentes a tres hombres que, combinados, conforman su hombre ideal. «Jardiel quería hacer soñar al público -dice Pilar Massa-, y hacía de lo inverosímil un arma contra lo vulgar. Él decia que lo verosímil ya lo teníamos en la vida, y creía que el arte debía inventar, innovar, crear». No siempre la crítica le comprendió, asegura la directora, y le machacó por sus inventos. «Jardiel tenía muchos seguidores, pero también muchos detractores, que pactaban pitar la comedia en el minuto veinte fuera como fuera. Un día, a un crítico que no le hacía nunca ni caso o se dormía le puso la butaca mirando a la puerta. 'Para lo que va a ver...', argumentó».
«Vivimos en el país de la envidia», lamenta Pilar Massa, que no duda en calificar a Enrique Jardiel Poncela de «genial». «Era un hombre con mucho ingenio, sí, y esa era la guinda maravillosa en su teatro de Jardiel, pero no refleja lo que era. Era un genio: creaba situaciones absolutamente increíbles, inverosímiles. Las aguantaba, las dialogaba, las finalizaba, las redondeaba cuando menos te lo esperabas. Su humor era un género propio: 'jardielesco'». Y eso hizo que le llamaran de Hollywood y que se llegara a rodar «¡una película con guion suyo en verso!: 'Angelina o el honor de un brigadier'. Criticarle -añade- criticarle era una consecuencia de la envidia ante su genio».
«El público -concluye la directora-tiene que venir a divertirse, a entretenerse y, sobre todo, a soñar. Es lo que quería Jardiel».
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