El amor homosexual de ‘Hadrian’ llega al Teatro Real con Rufus Wainwright

Una de las diferencias más significativas de esta producción respecto al resto de óperas es la historia entre el emperador Adriano y su amante Antínoo, una trama que sitúa en el centro una historia homosexual. Hasta ahora, la mayoría de historias de amor de repertorio histórico que se han representado son heterosexuales: Tristán e Isolda, Mimi y Rodolfo, Tosca y Cavaradossi. Wainwright apuesta por situar en el mismo pedestal y abordar con la misma atención la historia de Adriano y Antínoo, dos hombres romanos que emprenden un viaje sin fin entre el frágil consuelo de la memoria y la inapelable realidad de la pérdida.

El compositor se ha inspirado en 'Memorias de Adriano', la novela de Marguerite Yourcenar, aunque al leerlo consideró que no tenía la suficiente habilidad para crear una obra sobre el Imperio Romano. Cuando Alexander Neef, en ese momento director artístico de la Canadian Opera Company, supo del interés de Wainwright por una obra así, decidió finalmente componer 'Hadrian'. Si bien es cierto que el libro le fue útil para inspirarse, la historia que aparece en la producción es completamente distinta. «Mi obsesión es trasladar la historia al presente, al contrario que Yourcenar, que parecía más interesada en volver al pasado. Aquí aparecen los grandes temas, no solo la homosexualidad, sino también la creación de Palestina y la desaparición de un Imperio», dijo ayer Wainwright, durante la rueda de prensa de presentación de la obra. El objetivo de su música, explicó, es «devolver a la ópera las grandes melodías».

Durante el proceso de documentación, el director de escena Jorn Weisbrodt seleccionó más de 300 imágenes de Robert Mapplethorpe que se adaptan mejor a la ópera. A pesar de que la mayoría son desconocidas, Weisbrodt ha elegido algunas de sus famosas imágenes sobre flores: «Sus vegetales expresan sentimientos equivalentes a los humanos y ofrecen una gran dimensión emocional que refuerza la intensidad de la música». La obra cuenta además con proyecciones de imágenes animadas y texto del libreto, para lograr una mayor inmersión en el universo de 'Hadrian'.

Las imágenes presentan gran similitud con la composición musical ya que, a pesar de que cuentan con una esencia clásica respecto a iluminación y composición, están hechas con una mirada muy actual. Del mismo modo, Wainwright cuenta con una estructura clásica de cuatro actos, con piezas de conjunto e incluso de danza durante el segundo acto.

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Es la segunda vez que se representa tras su estreno y el director artístico del Teatro Real, Joan Matabosch, ha reconocido que los teatros deben apostar por óperas como esta: «Uno de los problemas que ocurren con óperas contemporáneas es que, una vez estrenadas de forma absoluta, ya no hay forma de que se vuelvan a hacer. Está bien estrenar una obra mundialmente, pero me parece igual de importante o incluso más dar una segunda oportunidad a las óperas significativas que se han estrenado en los últimos años y que se vayan conociendo por más públicos».