'Don Quijote': el carácter español de un ballet ruso

Crítica de danza

La Compañía Nacional de Danza presenta en el Teatro Real el clásico inspirado en Cervantes

«Don Quijote»: la Compañía Nacional de Danza regresa a la senda del ballet clásico

Una escena del primer acto de 'Don Quijote' Javier del Real

Crítica de danza

'Don Quijote'

  • Coreografía José Carlos Martínez (inspirada en las coreografías de Petipa y Gorski)
  • Coreografía adicional Mayte Chico
  • Puesta en escena Elna Matamoros
  • Escenografía Raúl García Guerrero
  • Iluminación Nicolás Fischtel
  • Vestuario Carmen Granell
  • Caracterización, maquillaje y pelucas Lou Valérie Dubuis
  • Dirección de orquesta Manuel Coves
  • Intérpretes Compañía Nacional de Danza (Dirección: Muriel Romero), Orquesta Titular del Teatro Real
  • Principales solistas Giada Rossi, Yanier Gómez Noda
  • Lugar Teatro Real, Madrid

José Carlos Martínez, entonces director de la Compañía Nacional de Danza, acertó cuando escogió 'Don Quijote' como primer título del repertorio clásico en la vuelta del conjunto al ballet académico después de la era Duato. La obra, creada por Marius Petipa y ... estrenada en el Bolshoi moscovita en 1869, es una pieza luminosa, vital, vigorosa -también lo es su música, dirigida con vigor por Manuel Coves-, y una compañía española puede asimilar el carácter de un modo más natural -como su título indica, se inspira en la gigantesca novela de Miguel de Cervantes-.

La versión de José Carlos Martínez, inspirada en las coreografías originales de Petipa y Gorski, está espolvoreada con ese espíritu español que late en la obra, llena de tópicos, libertades y anacronismos -ha contado para ello con una experta bailarina de danza española, Mayte Chico-; subraya en muchos momentos el carácter humorístico de la historia -el episodio de las Bodas de Camacho- sin renunciar a la mímica, tantas veces acartonada, pero aquí mostrada con frescura, y le otorga nobleza y dignidad al personaje de Don Quijote, reducido en otras versiones a una mera caricatura. El resultado es una coreografía limpia, radiante y optimista.

La Compañía Nacional de Danza está en plena reconstrucción tras la llegada a su dirección de Muriel Romero; hay en su cuerpo de baile mucha juventud y novedad, lo que aporta lozanía a sus intervenciones. La notable pareja protagonista del estreno, Giada Rossi y Yanier Gómez Noda, muestran su calidad, sus condiciones y su entusiasmo, pero quizás les falte el empuje y el brío que piden sus personajes.

Y una reflexión (nada nueva): el Teatro Real ha agotado las localidades para las cinco funciones -pasa con frecuencia cuando programa grandes títulos del repertorio balletístico clásico-. ¿No sería conveniente estudiar la posibilidad de aumentar el número de funciones o, mejor, de espectáculos de ballet?

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Sobre el autor Julio Bravo

Madrileño. Ingresó en la Redacción de ABC en 1985. Ha pasado por distintas secciones, pero siempre se ha dedicado a la información de música y artes escénicas. Es crítico teatral y de Danza

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