Las criaturas mágicas de Michael Ende renacen sobre las tablas del Teatro Calderón
El elenco de 'La Historia Interminable El Musical' comparte escenario con Fújur, el Comerrocas, la tortuga Morla o el Caracol de Carreras. El secreto está en la animatrónica, utilizada por primera vez en España para hacer teatro.
«Gran misterio encerraban aquellos pantanos. El que se adentraba en ellos, corría el riesgo de que una profunda tristeza se apoderase de él». «¡Venga hombre!», Atreyu tiraba de las riendas para evitar que el lodo engullese a Ártax, pero el caballo no mostró ninguna ... intención de moverse hasta el último fotograma de la escena, en la que solo su cabeza sobresalía del fango.
Era 1984, Wolfgang Petersen hacía realidad el mundo de Fantasia apoyándose en los efectos especiales de Colin Arthur. Habían pasado cinco años desde que Michael Ende revolucionara el mundo de la literatura juvenil con 'La historia interminable' y Petersen terminó de enganchar a los niños que cerraban la generación X poniendo cara a sus criaturas fantásticas. Ahora, casi 40 años después, Ártax reaparece para hundirse en las tablas del Teatro Calderón, uno más en el elenco de 'La Historia Interminable El Musical'.
El público cuchichea en el patio de butacas. «¿Es un caballo de verdad?», «No, mira, hay gente dentro»… Cuatro piernas sobresalen bajo el vientre de Ártax, si no parecería real; aunque cuesta imaginar a un équido ensayando los movimientos sobre el escenario. Menos realistas y reinventados también aparecen la tortuga Morla, el comerrocas o el caracol de carreras. Incluso un renovado Fújur, ese achuchable dragón de la suerte, que ahora luce ojos azules, orejas cortas y hasta cuernos. Unos más estáticos que otros, las criaturas de Fantasia se mueven sobre el escenario como uno más. Siempre hay un secreto y en este caso está en la animatrónica.
¿Recordáis aquel árbol que cobraba vida en 'Un monstruo viene a verme' de Juan Antonio Bayona? Solo la cabeza medía cuatro metros y la sensación de realismo se consiguió con esta técnica (además de la animación digital por ordenador). Entre las 35 personas que trabajaron en él durante casi medio año estaba Fito Dellibarda (Kreat Fx), que ahora pasa del cine al teatro, para dirigir el diseño de animatrónica en este musical; un proyecto que también ha implicado a decenas de trabajadores y meses de esfuerzo.
«Este sistema de mover semejantes criaturas es la primera vez que se usa en teatro en España. Hemos mezclado métodos tradicionales de mover títeres con métodos que, quizás, se usen más en cine para mover grandes criaturas». Cuando le preguntas por su favorito, le cuesta decidir, como le ocurre a un padre con sus hijos: «Es muy difícil. Creo que el caballo me emociona, de hecho hay gente que en algún momento piensa, cuando entra, que es un caballo vivo. Morla me fascina. Son todos»
Antes de la primera función de la tarde, mientras los artistas se preparan para el ensayo, Fújur descansa inerte sobre el escenario. «¡Adela! Cuando abras la boca levanta las cejas». Y el perro dragón empieza a moverse. Bajo el pelaje níveo hay un sistema muscular independiente a base de espuma y licra que recubre la estructura metálica donde se esconde Adela Campos, una de las dos titiriteras que dan vida a ese mamotreto de 600 kilos que se eleva enganchado a unos cables. Esto es más evidente, aunque en el teatro también se encuentran fórmulas para disimular el montaje e incluso hacer los hilos invisibles en pleno vuelo.
«Me fascina hacer criaturas de este tamaño y que todos los días estén vivas sobre el escenario, es algo que me llena el alma. En cine es completamente distinto. Ponemos la energía en crear algo, rodarlo y ya está. Esto es estar vivo todas las funciones». Quién sabe de dónde brota la tortuga, no todo se puede desvelar. En algún momento de la función también aparece de la nada el Comerrocas. Impresiona. Se construyó piedra por piedra para conseguir una buena movilidad gesticular. Tenían dónde inspirarse, porque el original de la película se expone en la primera planta del Teatro. Quizá en algún momento también tuvieron la oportunidad de acariciar detrás de las orejas al Fújur de Colin Arthur para que naciese alguna idea.
Así se ve el interior del armazón del dragón Fújur, donde dos personas mueven los controles
Todos en el equipo se muestran contentos con el resultado, no solo los arquitectos, también el productor ejecutivo, Dario Regattieri (Beon Entertainment). «El reto añadido era que estos personajes tan icónicos tenían que estar muy bien representados para darle el mismo valor que al canto, al baile y lo que es la actuación». Reto desbloqueado. Y menos mal, porque el musical «necesita una sostenibilidad» y la calidad «es necesaria para que la gente venga a ver y consumir este tipo de ocio». Así que la sostenibilidad implica la venta de entradas.
Pero en el fondo había otra cuestión. Si Ende y Petersen fueron capaces de fascinar a millones de personas hace casi 40 años, ¿por qué no intentarlo de nuevo con un musical? La verdad es que 'La historia interminable' lo tenía todo para convertirse de nuevo en un producto basado en la caza de los nostálgicos. Y, sin duda, los animatronics te hacen pasar un buen rato.
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