'Coralina': Goldoni, el estratega de la comedia

Ciento cuarenta minutos con un Goldoni servido a media luz entre los muros góticos del antiguo hospital de la Santa Cruz vacunan contra la verborrea de quienes aseguran saber qué nos conviene

Una escena de 'Coralina' La Perla 29

Crítica de teatro

'Coralina'

  • Autor Carlo Goldoni
  • Dirección Oriol Broggi
  • Versión Ramon Vila y Oriol Broggi
  • Iluminación Pep Barcons
  • Intérpretes Mireia Aixalà, Xavier Boada, Rosa Gamiz, Joan Arqué, Clara de Ramon, Ramon Vila, Jaume Viñas, Xavier Ruano, Ireneu Tranis
  • Lugar Biblioteca de Catalunya, Barcelona

Si Carlo Goldoni observara la sociedad actual confirmaría sus intuiciones acerca del comportamiento humano y quien disfrute la adaptación de 'La sirvienta amorosa' (1752) por Oriol Broggi constatará que la Venecia del XVIII revive como comedia en el siglo XXI. Pongamos un padre ... viejo y adinerado que se ha casado en segundas nupcias con una cazafortunas. Pongamos que la trepa lo ha enemistado de su hijo hasta conseguir que lo expulse de la mansión familiar. Y pongamos que la criada acompaña al desheredado en su ostracismo y se conjura para dar la vuelta a tal cúmulo de adversidades.

Coralina, que así se llama la sirvienta amorosa, aliña la sabiduría popular con las artes de la estrategia. Si no fuera sirvienta podría pasar por una discípula aventajada del «arte y agudeza de ingenio» de Gracián.

Como Arlequín, criado de dos amos, o la posadera Mirandolina, la amorosa Coralina constituye otro arquetipo de Goldoni en su renovación de la 'commedia dell'arte'. Con ella se aprende retórica sin leer a Quintiliano y protocolos de supervivencia más enraizados en la razón ilustrada que en la irreflexión que traerá el Romanticismo. La sirvienta, que el cursi anglicismo de hogaño llamaría «empoderada», quiere que su amo Florindo recupere el estatus social y pueda casar con doncella de dote generosa; aunque Florindo, de su misma edad, pretenda ser romántico y tomar a Coralina como esposa…

Broggi, que ya puso en el escenario 'La locandiera', vuelve a Goldoni con un cuerpo actoral que funciona cual reloj de plaza San Marco. Mireia Aixalà borda la sirvienta no servil. Xavier Boada y Ramon Vila -coautor con Broggi de esta versión- encarnan a los burgueses Ottavio y Pantalone. Rosa Gamiz es la esposa usurpadora con su hijo (convincente Jaume Viñas en tan cretina tesitura). Ireneu Tranis y Joan Arqué, los criados hilarantes en la tradición de Arlequín y el Fígaro de Beaumarchais.

Ciento cuarenta minutos con un Goldoni servido a media luz entre los muros góticos del antiguo hospital de la Santa Cruz vacunan contra la verborrea de quienes aseguran saber qué nos conviene. Nos conviene reconocer al gran estratega de la comedia en la 'Coralina' de Broggi. Mucho gusto, don Carlo.

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