'¡Ay, Carmela!', un clásico contemporáneo que vuelve como «recuerdo contra el olvido»

«Carmela vuelve una y otra vez -ha escrito Plaza-. Vuelve su recuerdo contra el olvido. La evocamos para que su espíritu no se pierda en el cómodo mundo de la indiferencia. Vuelve a alertarnos, a gritarnos con su presencia que el huevo de la serpiente, que siempre ha estado ahí, se está rompiendo. Nuestro sueño de un mundo de tolerancia, de comprensión, de permisividad hacia lo diferente, de igualdad, de solidaridad, de justicia social se va resquebrajando y el mundo fascista de intransigencia, terquedad, obstinación, testarudez avanza tan incompresible como imparablemente. Carmela es nuestra memoria y nuestra culpa como lo es de 'El Paulino', el 'cagón'. ¿A quién nos recordará?»

Pepón Nieto protesta. «Todo el mundo dice que es un cagón frente a la inconsciencia, frente al canto a la libertad, frente al amor por la vida; parece que está apocado, pero no sé cómo reaccionaríamos ante esa situación. Quizás, Paulino es más consciente. Es una persona más intelectual que Carmela, más listo. Ha estudiado un poquito, en el Seminario y el Conservatorio, ha aprendido un poco de italiano... Carmela es la tierra, es la madre, es el pueblo llano, y Paulino tiene una conciencia más clara de que la vida no tiene ningún valor, tiene el valor que quiera el que tiene la pistola en la mano, que por lo general suelen tener el gatillo fácil».

Por supuesto, sigue el actor, que Paulino «está asustado, está cagado, está muerto de hambre y de frío, lo que quiere es salvar el culo como sea... Pero no es solo un cagón; es un tío con muchas caras, con muchas aristas. Adora a Carmela; son una pareja que se ríe en las peores circunstancias».

María Adánez llevaba mucho tiempo soñando con meterse en la piel de Carmela; «tengo pocos deseos como actriz, pero cuando vi el montaje que dirigió Miguel Narros, con Verónica Forqué y Santiago Ramos, tuve el deseo de hacerla alguna día». La actriz madrileña completa las palabras de su compañero. «Son dos personajes muy bien construidos, como los de la Commedia dell'arte, como el Augusto y el Payaso. El tándem es perfecto; Paulino es más intelectual, más poeta, más con los pies en la tierra, tambíen un poquito más cobarde, y Carmela es la libertad, la madre, la justicia, la alegría. A mí me recuerda un poco a la Marigaila de 'Divinas palabras'; las dos nos recuerdan los instintos: comer, beber, bailar, hacer el amor... la alegría de vivir. Carmela no es una mujer bruta; no tiene una gran cultura, pero sí tiene una gran inteligencia emocional, es muy lista, muy intuitiva. Su gran herida, desde mi punto de vista, es que no es madre. Y cuando ve frente de ella a esos milicianos prisioneros, jovencitos, a los que obligan a ver la función, entra el conflicto y aparece la tragedia».

Porque '¡Ay, Carmela!' es una tragedia coloreada de comedia; cuenta la peripecia de dos cómicos ambulantes durante la guerra civil que, sin darse cuenta, han pasado a la zona nacional y se encuentran en Belchite; allí son reclutados por un teniente italiano para montar una función de variedades con la que entretener a los soldados... y a los prisioneros, entre ellos varios de las Brigadas Internacionales.

Madre reciente, asegura María Adánez que este hecho ha modificado su visión de Carmela. «¡Totalmente! Sin pretenderlo, sin pensar en ello, pero ser madre te coloca automáticamente en la tierra con un centro y unas raíces que antes yo, personalmente, no tenía. Entiendo mucho más el dolor de esta mujer, y cuando tengo que visualizar en la primera fila, como me ha pedido José Carlos Plaza, a los milicianos, entre los que hay chavales de 14 o 15 años, pienso en la carita de mi niño y me descompongo».

La versión de José Carlos Plaza es, dicen los dos actores, muy pegada a la tierra... Y a la actualidad. «Es muy oportuna -asegura Pepón Nieto-. Ahí está la guerra de Ucrania, con toda su crudeza; el frío, el hambre, el miedo, que José Carlos ha querido sacar en la función. Es un montaje muy austero, que va al meollo de la función, y todo eso está de actualidad. Lo vemos en el telediario y parece que estamos inmunes. que es una película, pero está ocurriendo, es real». La guerra que rodea a '¡Ay, Carmela!' es una guerra fratricida. «Los discursos de odio que se escuchan son muy reconocibles, desgraciadamente... Sí, la función tiene una actualidad terrible».

La llorada Verónica Forqué y José Luis Gómez fueron los primeros Carmela y Paulino en el estreno de la obra, el 6 de noviembre de 1987 en el Teatro Principal de Zaragoza. En las primeras funciones de la obra encarnaron también a los protagonistas Kity Mánver y Manuel Galiana. Desde entonces, las 'Variedades a lo fino' de Carmela y Paulino han viajado a lugares tan dispares como Gran Bretaña, Francia, Turquía, Chile, Alemania, Rusia, Grecia, Cuba, Bosnia y Herzegovina, Suecia, Argentina, México, Australia. Y España, naturalmente. donde el Centro de Documentación contabiliza once producciones presentadas en nuestro país (entre ellas, una del Berliner Ensemble en 1991).