'Las asambleístas', cómo llegar al espectador del modo más rápido

'Las asambleístas' (también conocida como 'La asamblea de las mujeres') es una de las obras más populares de Aristófanes, sin duda el mayor nombre de la comedia en el teatro clásico griego. La escribió en el año 352 a. C. y cuenta la 'rebelión' de un grupo de mujeres atenienses que, con Praxágoras al frente, decide entrar en la Asamblea, reservada únicamente a los hombres, para introducir leyes que les permitan hacerse con el poder.

Troncoso toma a Aristófanes simplemente como inspiración, como punto de partida, para crear un espectáculo donde se trenzan lo naíf, lo procaz y y lo popular (casi incluso populista), muy adecuado para Mérida, un escenario mágico (es la palabra más utilizada por quienes han pisado su escenario a lo largo de los años) en el que la comedia sigue siendo la reina indiscutible en el corazón de los espectadores -y en la taquilla: las funciones para este fin de semana estaban ya prácticamente agotadas todas las entradas-.

En 'Las asambleístas', Troncoso hace que sus protagonistas, tras decidir disfrazarse de hombres con las ropas de sus maridos -impulsadas por el hechizo de la diosa Némesis, la diosa griega de la justicia retributiva, la solidaridad, la venganza, el equilibrio y la fortuna-, tengan que atravesar un bosque de noche para llegar a la Asamblea, donde pretenden que sean aprobadas sus leyes igualitarias.

Y es en este lugar donde el autor abandona definitivamente a Aristófanes y construye una pieza con algunas cargas de profundidad feministas tan simples como aterradoras (uno de los personajes, Lanzada, se ve acosada en una situación que recuerda al caso de la Manada) o conmovedoras (otro de los personajes, Serviciala se marcha de su casa, muy a lo Nora en 'Casa de muñecas', cansada de que su familia la considere prácticamente una esclava)… Todo hecho sin embargo de una manera tan sencilla como directa y con mensajes que, aunque parezcan pueriles por lógicos, no dejan de necesitar una repetición constante.

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'Las asambleístas' es una obra decididamente feminista, claramente reivindicativa, pero donde ir 'en contra de' se sustituye por ir 'a favor de'; las mujeres no se empoderan, sino que ocupan el espacio natural que siempre les ha correspondido (aunque no siempre hayan ocupado). Es una obra conciliadora, no combativa, un bálsamo en estos tiempos de permanente enfrentamiento. Y todo ello, con el envoltorio de un espectáculo muy divertido, que pone al espectador a reír desde el minuto uno, a menudo, eso sí, con chistes fáciles y situaciones que provocan la risotada. Huye Troncoso de la sutileza y elige el camino más corto y efectivo que separa el escenario de los espectadores. Lo consigue, en primer lugar, con la complicidad de un magnífico equipo: la precisa iluminación de Juan Gómez Cornejo, la práctica escenografía de Alessio Meloni (pensada más, parece, para la probable gira del espectáculo que para la arena emeritense), el vestuario en tonos fucsia de Pier Paolo Álvaro y la juguetona música de Mariano Marín. Y, naturalmente, con el concurso de las seis actrices que disfrutan enormemente de la función (así lo expresaron después del espectáculo) y lo contagian al público. Silvia Abril no deja que sus magníficas dotes de cómica exploten las costuras de su Praxágoras, personaje al que dota de personalidad, lo mismo que sus compañeras: Gabriela Flores, Olga Hueso. Pepa Rus, Maribel Salas y Pepa Zaragoza.