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Joshua Marston se pega al iraní Farhadi como favorito para el Oso

Jaume Collet-Serra le pone al certamen berlinés un cierre made in Hollywood

E. RODRÍGUEZ MARCHANTE

El cine a competición se cerró con un director misterioso, inquieto y saltarín, Joshua Marston, que hace unos años sorprendió con la película medio colombiana «María llena eres de gracia» y que ayer volvía a sorprender con la completamente albanesa «El perdón de sangre», una historia que deja al descubierto lo más ancestral y áspero de la ley de la montaña en ese pequeño y peculiar país, los códigos del Kanum, que rigen desde hace mil años los comportamientos de los lugareños y que les obliga a mantener una rara y asilvestrada coreografía moral. Por un asunto de paso por unas tierras, un hombre mata a un pariente lejano suyo, y de inmediato sus hijos han de «aislarse», es decir, encerrarse en casa, porque a partir de ese momento la familia del finado intentará cobrarse con sangre esa deuda en alguno de esos hijos... Marston no busca soluciones a su historia en el género de intriga (aunque sea inevitable), sino que se preocupa de mostrar la «coherencia» de los personajes y la diversidad de «tipos», entre los que sobresale el padre orgulloso, el hijo que yo entiende el pie de la letra del Kanum o el de un exótico «conciliador» profesional, que vendría a ser la versión calabresa de aquel Michelin de «El hombre tranquilo».

Tras esta película muy escrupulosa con su recorrido ético y fílmico, pues nunca se deja llevar por esa posibilidad de echarse a rodar por la pendiente de la venganza o del cine de «valientes», sólo queda esperar a que dentro de unas horas el jurado internacional, que preside Isabella Rossellini, ponga un cierto orden de preferencia en el programa, que ha sido, salvo media docena de excepciones, que se han ido por arriba o por debajo, de un tono más bien mediano. La impresión es que la película iraní «Nader y Simin. Una separación», de Asghar Farhadi, tiene muchas posibilidades de conseguir el premio más jugoso del palmarés, junto a la comentada hoy de Joshua Marston, «El perdón de sangre», y luego surge la gran duda por ver de qué modo puede premiarse el cine atómico, sideral, hipnótico de Bela Tarr, quien consigue con «El caballo turinés» una coz de tal envergadura que es imposible de ignorar. Y tal vez podría encontrar algún hueco para entrar en liza «Margin call», de JC Chandor, aquella cuajada de números rojos y de estrellas doradas, como Kevin Spacey o Jeremy Irons.

Aunque ayer la guinda la ponía el catalán afincado en Hollywood Jaume Collet-Serra, que presentaba su película «Unknown», protagonizada por Liam Neeson, Diane Kruger y January Jones, esa mujer fascinante y sinuosa que interpreta a un pastelillo de crema relleno de arsénico en la célebre serie «Mad men». «Unknown» tiene tanta acción dentro que al final de algunas persecuciones trepidantes por la ciudad de Berlín, donde se desarrolla la trama, el público de la sala se sentía en la necesidad de aplaudir, y tiene tanto caracoleo narrativo, tanto enredo y maquinación, que no es difícil dejar de tomársela en serio, y uno se come una ración entera de «macguffin» como si fueran gambas. Desde luego, tras la última ceremonia de los Goya y tras la visión de esta película de Jaume Collet-Serra no cabe otra exclamación que «¡vaya tela con el cine catalán!»

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