Sitges certifica que España no está para terror
JOSÉ EDUARDO ARENAS
SITGES. Si parte del éxito que pudo tener -dentro de las cifras acostumbradas- el cine español durante el año pasado llegó de la mano del género de terror o suspense (tomando como referente el Festival de Sitges), los pocos títulos españoles que ... acuden a esta nueva edición del certamen hace pensar si la temporada que empieza a partir de este mes va a tener que buscárselas en otro tipo de historias. Tras el éxito de filmes como «El orfanato», los productores han debido de pensar que el listón estaba demasiado alto y han preferido apostar por la comedia o el drama social con rebordes basados en la cotidianidad. La jornada de inauguración de este certamen corrió a cargo de «Reflejos», de Alexandre Aja (premiado aquí por «Alta tensión»), que a última hora no apareció por Sitges. Otra cinta presentada fuera de competición es «Transsiberian», a cargo del lúcido Brad Andersson (cliente habitual del festival con «Session 9» y «El maquinista»), que viene junto a Woody Harrelson y Eduardo Noriega.
«Reflejos» ha tenido la fortuna de contar en el reparto con el siempre creíble Kiefeer Sutherland como centro de todas las desdichas de un agente de seguridad problemático en este «thriller». Al igual que hizo con «Alta tensión» -sobre el original «Las colinas tienen ojos»-, adapta una cinta oriental y la traslada a un claustrofóbico y gótico recinto separado por vallas en pleno Nueva York, en el que se erige la fantasmagórica mole de unos grandes almacenes calcinados por el fuego. Los espejos, que si en la vida real tienen más de una interpretación, aquí esconden otros mundos diabólicos. Detrás de «Transsiberian» están las expectativas internacionales del productor Julio Fernández. Gran derroche de medios y reparto para todos los gustos. Noriega es de los actores más exportables que tenemos. La cámara le quiere.
A lo largo del día y antes de la proyección de apertura de «Reflejos», se entregó el Gran Premio Honorífico a Stanley Kubrick, que recogió emocionada su viuda. Un homenaje muy esperado en el 40 aniversario de la premonitoria «2001: una odisea del espacio». A John Carpenter, que tenía que haber recogido el galardón «La máquina del tiempo», ya le fue entregado en su casa de Los Ángeles por el director del festival, Ángel Sala.
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