«Si Voltaire y Rousseau hubieran tenido twitter, habrían incendiado las redes»
Josep Maria Flotats y Pere Ponce interpretan en el María Guerrero una obra sobre los dos filósofos ilustrados
Josep Maria Flotats y Pere Ponce, en una escena de la obra
A Josep Maria Flotats -una de las grandes personalidades de la escena española actual- le gusta el teatro de ideas, y especialmente las provenientes de la Francia de los siglos XVII y XVIII. Lo ha dejado claro con montajes como « La cena ... » (que enfrentaba a Talleyrand y Fouché , dos políticos de la época de la Revolución Francesa) o « El encuentro de Descartes con Pascal joven » (en el que combatían los dos filósofos).
También viaja a la Filosofía en su última propuesta, que se estrena hoy en el teatro María Guerrero , dentro de la programación del Centro Dramático Nacional. « Voltaire / Rousseau. La disputa », escrita por el francés Jean-François Prévard (y adaptada, como es habitual en los últimos trabajos de Flotats, por Mauro Armiño ) muestra un imaginario (aunque no imposible) encuentro entre dos de los «pesos pesados» de la Ilustración, según explica el actor y director catalán.
Él mismo encarna a Voltaire, y Pere Ponce interpreta a Rousseau. Dos personajes que vivieron de manera muy diferente -el primero era uno de los «líderes» del enciclopedismo y el segundo un «pobre diablo» que a menudo tuvo que mendigar un lugar en el que vivir. La obra enfrenta dos modos de entender la vida y la sociedad . «Voltaire -dice Flotats- quería pertenecer a la Nobleza. Su poder sobre todos los ilustrados era absoluto, y era quien controlaba de hecho la Enciclopedia: el siglo XVIII francés giraba en torno a él. Rousseau, por su parte, era un pobrecito plebeyo; los ilustrados se burlaban de él. Su cultura era además autodidacta».
Con el autor de la obra, Prévard, declaradamente partidario de Voltaire, y el traductor, Armiño, inclinado hacia Rousseau, la obra presenta, dice Flotats, un encuentro que se produce tras publicarse un panfleto anónimo que acusa a Rousseau de haber abandonado a sus cinco hijos. El autor de «El contrato social» visita a Voltaire para tratar de averiguar quien ha escrito ese libelo. «Esto nos da la oportunidad de asistir -dice Flotats- a una gran escena doméstica, donde los dos filósofos enfrentan sus ideas acerca de Dios, la igualdad, la educación y el teatro; dos maneras igualmente generosas pero muy distintas de concebir la sociedad».
Advierte Flotats que este cara a cara « no es una obra filosófica ; sus diálogos son accesibles a cualquier espectador. Aunque son diálogos, claro, de un alto nivel Pero es teatro, no filosofía». En su enfrentamiento, cree el actor, había también algo personal. «Rousseau era un hombre guapo y tenía un encanto inmediato, cosa que Voltaire no; eso hacía que tuviera celos de él».
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