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CRÍTICA DE DANZA

«La romería de los cornudos», un pasado del que aprender

La Fundación Juan March rescata un ballet que reunió a Lorca, Rivas Cherif, Pittaluga, Alberto Sánchez y La Argentinita

Un momento de «La romería de los cornudos» Fundación Juan March
Julio Bravo

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Al pasado hay que mirarlo sin nostalgia, pero con ganas de aprender de él. En los años treinta del pasado siglo, un conjunto de talentos de nuestra cultura como los escritores Federico García Lorca , Cipriano Rivas Cherif , el compositor Gustavo Pittaluga , el pintor Alberto Sánchez y la bailarina Encarnación López, «La Argentinita» , se unieron para dar a luz un ballet, «La romería de los cornudos». ¿Qué obra escénica -no ya solo ballet- puede presumir de contar con figuras tan importantes de las distintas disciplinas artísticas implicadas en su creación? Mejor no contestar...

La principal lección, por tanto, que puede extraerse de la exhumación de « La romería de los cornudos » -ballet que, incomprensiblemente, se metió unos años después en el baúl del olvido- es que las artes escénicas pueden ser un maravilloso crisol de talentos , y que la moribunda danza española tiene ante sí el reto de atraer, como en el pasado, a músicos y artistas plásticos de primera fila (e incluyo a los más mediáticos diseñadores de moda).

La recuperación de «La romería de los cornudos» por parte de la Fundación Juan March ha de ser aplaudida sin reservas. Esta institución ha hecho un descomunal esfuerzo para rescatar la obra y presentarla en formato de cámara , con la reducción para piano que hizo de su partitura el propio compositor y una versión danzada por tan solo cinco bailarines. Pero alguien -tal vez el propio Ballet Nacional de España, cuyo director, Antonio Najarro , ha participado en la exhumación- ha de recoger el guante y presentar, sin ánimo arqueológico , una obra que se intuye puede ser muy importante.

Lo popular y lo culto se mezclan en este ballet de argumento burlón y atrevido -¿quizás demasiado para la pacata sociedad española de la postguerra?-. Es imposible no pensar en « El sombrero de tres picos » al ver los decorados de Alberto Sánchez -de tintes surrealistas- y escuchar las sinuosas y ondulantes primeras notas de la partitura de Gustavo Pittaluga. También Antonio Najarro, con su coreografía, en la que trata de apoderarse del perfume del baile de la época , apoya este viaje al pasado.

No ha habido, sin embargo, afán histórico ni arqueológico en la recuperación de este ballet, que en origen dura poco más de media hora. Najarro ha contado con el guitarrista José Luis Montón -autor de una música que en ocasiones se funde con la de Pittaluga- y con canciones del propio Lorca para crear un espectáculo en el que ha dejado su propio sello coreográfico , con detalles de calidad y momentos magníficos como el baile que protagoniza Jonathan Miró . Le acompañan, espléndidos también, Carmen Angulo, Vanesa Vento, José Manuel Benítez y Juan Pedro Delgado .

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