La pasional historia de amor entre Chopin y George Sand se convierte en la metáfora de una despedida
El Teatro Español estrena una obra de la canaria Irma Correa que recrea la relación entre el compositor y la escritora
Marta Etura y Jorge Bedoya interpretan la función, dirigida por Magüi Mira
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Iniciar sesiónFrédéric Chopin y George Sand se conocieron en 1836. Él, un consagrado compositor y pianista, tenía veintiséis años; ella, que se llamaba en realidad Amantine Aurore Lucile Dupin de Dudevant, acababa de publicar su primera novela individual, 'Indiana', y escandalizaba a ... la sociedad de la época vistiéndose de hombre. Músico y escritora vivieron una historia de amor que duró una década, y que transcurrió en buena parte en la isla de Mallorca, concretamente en Valldemosa .
A la dramaturga canaria Irma Correa le encargaron un texto para un ciclo sobre música y literatura; debía versar en torno a un compositor, y eligió el romance entre Chopìn y George Sand. Coincidió el comienzo de su escritura con la noticia de la enfermedad terminal de su padre, y este hecho tiñó toda la escritura de la obra, que tituló ' Los Nocturnos ' (como las más célebres composiciones del músico polaco).
'Nocturnos' ve la luz mañana jueves en la sala Margarita Xirgu del Teatro Español , que cierra la temporada con este montaje. Magüi Mira dirige la función, que interpretan Marta Etura y Jorge Bedoya . «Es un texto libre -dice la directora-, que rompe el espacio y el tiempo; y yo he trabajado con la misma libertad».
«Este texto es muy especial para mí -reconoce Irma Correa-. Me atraviesa en un momento personal, la enfermedad terminal de mi padre ; yo no sabía cuando empecé a escribir este texto que eran sus últimos meses de vida. Sí sabía que estaba enfermo, pero tanto mi madre como yo nos aferrábamos a las esperanzas que nos daban los médicos. Para mí era complicado asumir la despedida; no quería hacerlo».
La despedida es la entraña de 'Los nocturnos' « George Sand y Chopin no llegaron a despedirse -cuenta Irma Correa-; la hermana del músico no le dejó entrar a verlo cuando él estaba en sus últimas horas; esas palabras no dichas, esas miradas que no existieron y esas manos que ya no se tocaron me conmovieron. Y al escribir el texto me di cuenta de que la historia me había tocado tanto porque estaba atravesada, precisamente, por la despedida».
Es George Sand quien cuenta la historia; Marta Etura, que encarna a la escritora, dice que es «un personajazo maravilloso, fascinante. Es una de las muchísimas mujeres que rompió barreras y que decidió, a través de su valentía y de su inteligencia, romper con todo para poder vivir. Hay una frase en el texto que me encanta: ' Empecé a vestir como un hombre para poder pasar desapercibida como mujer , y para poder acceder a lugares a los que no podía acceder', porque ella quería vivir, no actuar. La función es un viaje emocional muy poderoso, es, como me dijo Magüi, un caleidoscopio».
Jorge Bedoya encarna a Chopin. Lo hace como actor y como pianista; «me permite poder expresarme con dos instrumentos: la palabra y el piano. Tener la capacidad de poder viajar por todo el abanico de emociones solamente con la música es una maravilla; si a eso le sumas la palabra, lo es todo».
La historia de amor entre compositor y escritora ha sido la excusa, reconoce Irma Correa, para contar lo que ella quería contar. «He creado una reflexión dramática acerca de algo a lo que quería llegar: cómo se puede querer tanto a una persona y asumir que esa persona se va ; y en esa despedida, qué es lo que permanece con nosotros. Yo siento que hay una herencia emocional que nos dejan las personas que se van. Cuando hablamos de nuestros padres, hay algo de nuestra infancia que se arranca o se desliga cuando se van; pero, al mismo tiempo, esa infancia se redibuja y se redimensiona de una manera muy hermosa. Le damos valor a cosas, a miradas, a palabras, a situaciones que hasta entonces no lo hacíamos».
Sus dudas, sus incertidumbres y su dolor encontraron cauce en la escritura de 'Los nocturnos', dice Irma Correa. y la historia de amor entre George Sand y Chopin era «una excusa maravillosa. Fue un amor muy poderoso, algo que yo tuve con mi padre; un amor lleno de fricciones, cosa que yo tuve con mi padre; eran complementarios, yo creo que se sumaban tanto personal como artísticamente. Había un componente de admiración mutua, que tiene que haber en todo amor verdadero ... Todo esto yo lo tenía con mi padre. Es una historia de amor ligada a la música; mi padre era un gran melómano y le gustaba especialmente Chopin. Mi padre se fue escuchando 'Los nocturnos' de Chopin».
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