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Miguel del Arco reflexiona en «Refugio» sobre la corrupción del lenguaje

El Centro Dramático Nacional presenta esta obra, en la que un refugiado sirio es acogido por la familia de un político corrupto

Beatriz Argüello, Carmen Arévalo, Macarena Sanz, Israel Elejalde, Raúl Prieto y Hugo de la Vega, en «Refugio» MarcosGPunto
Julio Bravo

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En esta función, nada es lo que parece, dice el autor y director de «Refugio», Miguel del Arco . Pasolini y su película «Teorema» son el punto de partida de la obra, que con la escritura y los ensayos fue decantándose hasta convertir el filme apenas en una inspiración lejana. De él parte la trama: la llegada a un grupo familiar de un elemento extraño que perturba su normalidad. El grupo familiar es, en este caso, la casa en la que viven Suso, un político envuelto en un caso de corrupción; Amaya, una cantante de ópera que se ha quedado sin voz; los dos hijos de la pareja, Lola y Mario; y su abuela, Alicia. El elemento discordante es Farid, un refugiado al que Suso ha acogido.

Carmen Arévalo, Israel Elejalde, María Morales, Raúl Prieto, Macarena Sanz, Beatriz Argüello y Hugo de la Vega componen el reparto de esta obra, que Miguel del Arco ha escrito a propuesta del director del Centro Dramático Nacional, Ernesto Caballero. Hoy se estrena en el teatro María Guerrero.

La corrupción del lenguaje está en la médula espinal de «Refugio». «Es algo que me preocupa mucho», dice Del Arco. Y, de algún modo, hay una distorsión en el habla de cada uno de los personajes que habitan la casa (un cubo que es a la vez jaula y hogar, en la escenografía de Paco Azorín ). «Farid, el refugiado (Raúl Prieto), no entiende el idioma del resto -cuenta Miguel del Arco-, pero tampoco quiere entender. Ha dejado atrás todo lo que quería, a su propia familia». El extranjero se convertirá, precisamente por su mutismo y su incapacidad para entender, en el refugio que encontrará cada uno de los miembros de la familia . «Es un desahogo par todos, que además lo usan para sentirse superiores a alguien», cuenta Del Arco. «Es también el confidente de las miserias de todos los personajes», completa Beatriz Argüello, que interpreta a Amaya. Farid parece estar en un refugio también. «pero finalmente se convierte en una cárcel para él», sigue el director. El único refugio lo encontrará en el recuerdo de su mujer, Sima (María Morales).

Aunque la corrupción no es la columna vertebral de «Refugio», sí es un importante componente de la obra; la actualidad además lo pone de relieve. «Mi personaje -dice Israel Elejalde- no está adscrito a ningún partido ni queríamos poner el dedo acusador sobre ninguna ideología. Es una reflexión sobre el ejercicio del poder , que es el que genera la corrupción. Suso es un político que se ha dejado arrastrar, por una ola que vive de unas estructuras podridas... Y de la actitud de unos ciudadanos que lo han permitido».

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