Lolita: «Me he sentido acosada, pero nunca he dejado de ser libre»

La intérprete empieza el curso como lo hizo la temporada pasada: en escena, con la obra 'Llévame hasta el cielo', junto a Luis Mottola

Lolita, en un pasillo de los Teatros Luchana, de Madrid Ignacio Gil

Dolores González Pérez hay muchas. Lolita solo hay una (con permiso de Nabokov). Y es una mujer que ya en el vientre materno estaba envuelta en arte, que ha vivido con una cámara siguiéndola a todas partes desde el instante mismo de su nacimiento y ... que, a pesar de ello -o precisamente por ello- ha desarrollado un carácter libérrimo e indómito. Una mujer que a sus 63 años (no es grosería decirlo, porque su parto fue, como lo ha sido toda su vida, carne de reportaje) persigue ya pocas cosas; en realidad es una sola: vivir tranquila. A su acostumbrada inquietud, sin embargo, se debe que el próximo miércoles 25 se suba nuevamente al escenario del rebautizado Teatro Quique San Francisco (antes Teatro Galileo) junto a Luis Mottola, en 'Llévame hasta el cielo', una obra de Nacho A. Llorente que ha dirigido Juan Carlos Rubio. Con ella estará en cartel hasta el 12 de septiembre.

¿Subirse a un escenario le supone ahora una alegría aún mayor?

Para mí sigue siendo lo mismo. Nos hemos acostumbrado a los aforos parciales, a los patios de butacas medio vacíos, a ver a los espectadores con mascarillas, pero con sus ganas de reír intactas. Somos animales de costumbres, y yo ya no veo tanta diferencia como había al principio.

¿Y se trabaja igual?

Por supuesto. Yo soy de las que piensa que cuando se sale al escenario es lo mismo trabajar para siete que para setecientos. Yo canto o actúo igual. Una vez que pisas el escenario no piensas en cuánta gente hay ni los cuentas. Sales a darlo todo y ya está.

Recuerdo que usted, después de su primera obra de teatro, 'Ana en el Trópico', se mostró reacia a seguir haciendo teatro porque era muy cansado...

En aquella obra me machacaron mucho, hacía muchísimas funciones, y fue una historia difícil. En aquel momento no quería más teatro, pero después de ofrecieron 'Sofocos', que era algo más liviano, y lo hice... Y después vinieron las 'gordas': 'La plaza del Diamante', 'Asamblea de mujeres', 'Prefiero que seamos amigos', 'Fedra', 'La fuerza del cariño'... Y ahora ésta. Por en medio un 'Don Juan Tenorio' en Alcalá. Me tiré de cabeza.

¿Alguna vez imaginó una carrera de actriz así?

Yo es que no pienso esas cosas. Me dejo fluir. Yo soy artista, me parieron así. Llevo en los escenarios desde los 17 años; he hecho no sé cuántos viajes a América, he hecho cine, series, he presentado programas... He hecho un poco de todo. Pero no me planteo: 'ahora voy a presentar el Telediario'... Si mañana me llaman para hacerlo, nunca se sabe... Insisto, no me planteo esas cosas, dejo que el universo marque mis senderos.

El único reto que me planteo es el de vivir y tener salud. Poder tener la gran oportunidad de ver a mi nieto por lo menos con 15 o 20 años, si es que la vida me da salud, y nada más. Seguir viviendo y estar bien. Porque llegar a los 80 estando mal o teniendo que depender de alguien es difícil... Me agobia pensar que mis hijos tengan que estar en un futuro completamente pendientes de mí.

No se plantea retos a largo plazo entonces...

No. El único reto que me planteo es el de vivir y tener salud. Poder tener la gran oportunidad de ver a mi nieto por lo menos con 15 o 20 años, si es que la vida me da salud, y nada más. Seguir viviendo y estar bien. Porque llegar a los 80 estando mal o teniendo que depender de alguien es difícil... Me agobia pensar que mis hijos tengan que estar en un futuro completamente pendientes de mí. Soy una mujer a la que no le gusta delegar -tendría que hacerlo más, lo sé-, a la que le gusta hacerlo todo y enterarse de todo... Yo soy así, y quiero vivir bien; tener la cabeza en su sitio y tener la capacidad de moverme, de entrar y salir. Yo veo a mi tía Carmen, que acaba de cumplir 85 años, y está en un barco paseándose estupenda... Y espero tener algún gen así. Esa es mi aspiración: tener una vejez tranquila... Trabajando, quizás.

¿Y el teatro qué le ofrece ahora mismo, aparte de trabajo?

Eso ya es mucho... Llenar la nevera es importante.

Me refería a lo que le aporta como artista.

Estar en directo, poder expresar, jugar todos los días con el mismo texto pero de manera diferente. El aplauso de la gente, su risa. Que te digan: '¡Cómo me he reído!' Todo eso es la recompensa al trabajo.

El género -comedia, tragedia...- le da igual...

Hacer reír es más difícil que hacer llorar. Pero para mi salud es mejor salir a un escenario y, aunque te cueste hacer reír, no llevas el drama dentro, ni tienes que llorar o sufrir en escena la muerte de un ser querido...

¿Hacer una comedia contagia vitalidad, alegría?

Te permite reírte de ti misma. En 'Llévame hasta el cielo' mi personaje, Ángela, es una mujer muy histriónica, que no tiene nada que ver conmigo; superpija, que utiliza todas sus armas de mujer para intentar que Marcello no llegue hasta donde tiene que llegar, y yo me río mucho. Nos han entrado ataques de risa en escena a Luis y a mí. Si haces drama, tienes que estar metido en él y a veces he tirado de mis dramas personales. En la comedia no hace falta.

Tragedia o comedia, la clave es hacerlo de verdad.

Yo no sé hacerlo de otro modo.

El texto de 'Llévame hasta el cielo' es cotidiano, pero con mucho humor negro. El mío es un personaje muy celestial, que yo no había hecho nunca. Y me llamó la atención la magia que puede llegar a tener esta comedia.

¿Qué es lo que le llamó la atención de esta obra?

El texto es cotidiano, pero con mucho humor negro. El mío es un personaje muy celestial, que yo no había hecho nunca. Y me llamó la atención la magia que puede llegar a tener esta comedia. Se juega mucho con el yin y el yang, con el cielo y el infierno... Y hasta ahí puedo leer.

Luis Mottola y Lolita José Antonio Daza

¿Siempre pensó en Luis Mottola?

Por varias razones. Ya habíamos terminado 'La fuerza del cariño', estábamos todos sin trabajo... Incluso mis hijos, que han colaborado en el montaje. Me gusta trabajar con Luis; tenemos mucha química, nos conocemos muy bien y nos ayudamos. Y tiré de mi gente.

Y se metió a productora...

Si no me iba a volver loca durante el confinamiento. Pensé que algo tenía que hacer hasta que me llamaran para trabajar. Cogí el texto de Nacho Llorente, que me gustaba, porque lo tenía hacía tiempo en casa -Nacho y Luis son muy amigos-, y decidí hacerlo. Llamé a todos, nos pusimos de acuerdo, Juan Carlos Rubio dijo que sí, y p'alante.

Que te priven de la libertad, que no puedas salir a la calle salvo a unas horas determinadas, es algo muy jodido. Parecía que estabas en una cárcel -en una cárcel de oro, con unas vistas maravillosas, con buena comida y una buena cama-, sin libertad y con miedo porque veías que mucha gente se moría.

¿Lo pasó muy mal durante el confinamiento?

Afortunadamente, no vivo en un piso de 70 m2; tampoco en un chalet maravilloso, pero no me puedo quejar. Vivo con mi hijo, Guillermo, y nos acercó mucho -aunque había días en que no nos queríamos ni ver-. Que te priven de la libertad, que no puedas salir a la calle salvo a unas horas determinadas, es algo muy jodido. Parecía que estabas en una cárcel -en una cárcel de oro, con unas vistas maravillosas, con buena comida y una buena cama-, sin libertad y con miedo porque veías que mucha gente se moría.

No sé si en algún momento de su vida se ha sentido así por el acoso de los paparazzi...

No. Me he sentido acosada, sobre todo en una época de mi vida, pero nunca he dejado de ser libre ni he dejado de hacer las cosas que me gustaban. Cuando me veía más acosada, hacía las cosas bajo cuerda. Nunca he sentido esa privación de libertad ni, sobre todo, la sensación de que te podías morir.

¿Se considera una mujer absolutamente libre... dentro de las circunstancias?

Todo lo libre que pueda ser llamándome Lolita Flores. Pero dentro de esos límites que puedo tener por ser quien soy, sí. Me siento libre. Tengo unos hijos y una familia estupendos que no me piden explicaciones, unos amigos igual de libres que yo... Y hago lo que quiero dentro de mis posibilidades.

Lógicamente, usted no va a dejar nunca de ser la hija de Lola Flores...

Me encanta ser su hija. Tanto, que le he puesto la voz al anuncio en el que sale mi madre. Ha sido una experiencia maravillosa, y cada vez que lo veo me da un vuelco el corazón, porque no me reconozco a mí misma.

De todos modos, hace muchos años que tiene usted entidad artística propia...

...Y lo que me ha costado.

¿Le costó mucho?

Me costó muchísimo demostrar que realmente tenía talento y que mi madre, cuando me hacía presentar con ella programas de televisión, me hacía cantar con ella o me llevaba a los espectáculos en los que trabajaba; no lo hacía solo porque fuera su hija, sino porque algo de talento tenía.

Mi madre, Lola Flores, le hacía sombra, sin querer, a cualquiera que estuviera al lado. Pero se aprende mucho de personas así. Y, quieras o no, la gente te va viendo, poquito a poquito, hasta que realmente te descubre. Mi pena fue que mi madre tuvo que morirse para que los ojos se volvieran a mí.

Hay que tener la cabeza muy bien amueblada...

Hay que saber muy bien dónde estás parada, saber que tienes al lado a una persona que lo abarca todo. Tina Sainz, a la que adoro, decía: «Más vale ser cola de león que cabeza de ratón». Y eso es lo que la gente tiene que entender muchas veces. Yo lo aprendí en el momento en que empecé a trabajar con mi madre. Ella le hacía sombra, sin querer, a cualquiera que estuviera al lado. Pero se aprende mucho de personas así. Y, quieras o no, la gente te va viendo, poquito a poquito, hasta que realmente te descubre. Mi pena fue que mi madre tuvo que morirse para que los ojos se volvieran a mí. Pero quizás aunque no se hubiera muerto también se habrían dado cuenta de que Lolita no es un cero a la izquierda.

En casos así, es fácil caer en la rebeldía. No sé si usted...

...No. Yo tenía muy claro que si salía delante de ella la gente me escuchaba, pensaría incluso: «Qué mona es y qué bien canta», pero a la que querían ver era a Lola Flores. Y si salía mi madre antes, para qué iba a salir ya, si la gente seguía hablando del abanico y de la bata de cola de Lola Flores. Pero eso lo llevas ya asumido. No he tenido esa rebeldía de la que habla... Ni celos de mi madre ni de mi hermana. Cada uno tiene que saber dónde está, quién es, y que cuando se está con un grande como yo he estado -mi madre, Carmen Sevilla, Juan Diego, Lina Morgan...-, lo que hay que hacer es aprender de ellos.

Artículo solo para suscriptores
Tu suscripción al mejor periodismo
Anual
Un año por 15€
110€ 15€ Después de 1 año, 110€/año
Mensual
5 meses por 1€/mes
10'99€ 1€ Después de 5 meses, 10,99€/mes

Renovación a precio de tarifa vigente | Cancela cuando quieras

Ver comentarios