Una inauguración de acuerdo con el Plan B: Bardem y Banderas
E. R. M.
SAN SEBASTIÁN. Si esto fuera un western, la inauguración hubiera sido un duelo: «The other man» contra «Vicky Cristina Barcelona», Antonio Banderas contra Javier Bardem. Pero no es un western y, por lo tanto, no hubo duelo, aunque sí un tuya-mía ... por el interés del día de arranque del festival. En el Kursaal, inauguraba oficialmente «The other man», la película en la que Banderas hace de «el otro», y al otro lado del río, en el Teatro Victoria Eugenia, se hacía el preestreno de la película de Woody Allen, que está ya hoy en las pantallas de toda España y, según parece, en diversas versiones dobladas, al castellano y al catalán, que le añaden gracias y esencias que no había previsto el autor, con lo que, si alguna vez se entera de ello, tal vez cambie la flauta travesera por los platillos y ponga su jeta en medio de los dos.
«The other man», la legítima de la inaguración, la dirige Richard Eyre, autor de algunos títulos de peso y el penúltimo de ellos, «Diario de un escándalo», con un gran combate interpretativo entre Judi Dench y Cate Blanchett. Aquí también hubiera podido darse un choque de actores entre Antonio Banderas y Liam Neeson, pero Eyre no se aprovecha ni de la potencia de ambos ni de las posibilidades de sus personajes. Un hombre casado que se tropieza con la evidencia de que su mujer ha tenido un amante (hasta aquí, nada nuevo...); lo busca y lo encuentra en otro continente, en Milán, y se acerca a él sin revelar su identidad (nada nuevo, aún...); El amante es un figurín, un chuleta, un don nadie que se hace pasar por alguien solemne y principal (sin novedad, todavía)... Y el caso es que ya en el tramo final hay un par de pequeñas novedades, pero que no adquieren la consistencia que debieran, con lo que «The other man» se termina, uno se va de la sala y santas pascuas. Incluso una de esas «novedades» se acepta como la trampilla del guión, que le oculta una información clave al espectador y al pobre Antonio Banderas, que no se entera de nada.
Banderas entiende el alma del personaje que interpreta, el del amante sublimado, que es en el fondo como una raspadura de aquel tipo impresionante, camarero, que interpretaba Marcello Mastroianni en «Ojos negros»..., lamentablemente, Eyre no permite que ese personaje vuele, y el enfrentamiento entre ambos actores se queda en unos cuantos fogueos a través de un tablero de ajedrez.
Y, en fin, así quedó inaugurada la edición del Festival de San Sebastián, que recibió a los invitados con una alfombra fucsia y que contaba con Belén Rueda y Edurne Ormazabal para que descorrieran el telón de la ceremonia inaugural.
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