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ABC Cultural

Gerardo Malla, la calma de la sabiduría

Gerardo Malla, en «Las bicicletas son para el verano» Ángel de Antonio
Julio Bravo

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Tenía Gerardo Malla puesta una media sonrisa pincelada de ironía y de guasa sorda, y en su voz levemente acerada la calma que da la sabiduría. En su mirada se alojaban tanto un viejo cascarrabias como un profesor cariñoso; pero sobre todo, irradiaba respeto, él ... mismo que él siempre demostraba por quienes se dirigían a él. Gerardo Malla. Era un actor artesano, de los que teñía a los personajes con su discreta pero asentada personalidad; y era un director firme y flexible. En este país de magníficos secundarios, Gerardo Malla engrosaba la nómina con un arte que fue afilándose con los años y que brindó en destacados trabajos como el padre de «Las bicicletas son para el verano», de Fernando Fernán-Gómez, bajo la dirección de Luis Olmos, o «Yo me bajo en la próxima, ¿y usted?», dirigida por su autor, Adolfo Marsillach.

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