La enigmática historia del bailarín Félix el Loco aumenta su leyenda
Antonio Hernández Moreno ha novelado la biografía del bailarín en el libro «Treinta castañuelas para Londres», en el que busca «poner cara y verdad y quitar leyenda»

El 8 de mayo de 1919, la policía londinense detuvo a un joven español después de haber roto los cristales de una puerta de la iglesia de St.Martin-in-the-Fields, en Charing Cross. En el registro de su detención figura su nombre, ... Félix Fernández García , y su edad, 22 años. Hay también un informe médico del Charing Cross Hospital, adonde se le llevó con varias heridas en las manos; en el manuscrito aparece con un signo de interrogación la palabra «epiléptico» y se habla también de «claustrofobia». Se consigna, igualmente, su ocupación: «Músico y bailarín. Ballet Ruso». Pocos días después, fue trasladado al Horton Asylum, un hospital psiquiátrico situado en Epsom , Surrey, al sureste de Inglaterra. Nunca más salió de allí. Murió en 1941.
Aquel joven ha pasado a la historia como Félix el Loco . Su biografía en el Diccionario Biográfico de la Real Academia de la Historia dice que en Epsom «recibió la visita de Diaghilev, Massine y el pintor Matisse», y que «Massine lo visitó regularmente hasta que estalló la guerra en 1939». Antonio Hernández Moreno , que ha investigado durante veinte años la historia de Félix García -su nombre artístico- lo niega, y señala como único culpable de su encierro a Sergei Diaghilev , el creador de los Ballets Russes. En « Treinta castañuelas para Londres », Hernández Moreno cuenta, de forma novelada, lo que él denomina como «la verdadera historia del bailarín Félix García y los Ballets Russes de Diaghilev».
La historia conocida
La historia conocida de Félix el Loco cuenta que fue contratado por Sergei Diaghilev, que le habría visto bailar primero en Granada y después en Madrid. Tras viajar con la compañía en una gira por España en 1917, se trasladó a Londres con los Ballets Russes. Diaghilev preparaba el estreno de un ballet español con música de Manuel de Falla, «El sombrero de tres picos» , y quería que Félix enseñara al coreógrafo, Léonide Massine , y a los bailarines de la compañía el carácter de las danzas españolas. Se cree que Diaghilev pensaba en el propio Félix para interpretar al Molinero, pero que finalmente se decidió que lo bailara Massine, lo que provocó la locura del español, al que se encontró en la iglesia de St-Martin-in-the-Fields -cuenta la leyenda- bailando la Farruca del citado ballet de forma exaltada.
Antonio Hernández Moreno niega este extremo. « Siempre he cuestionado que Félix se volviera loco. Más bien creo que Diaghilev aprovechó la situación para quitárselo de enmedio. Su sombra era muy alargada. Era un hombre muy poderoso, y quería enterrarlo en vida. Yo estoy convencido de que hubiera sido el Nijinski español».
No ha sido fácil, dice Hernández, bucear en la vida de Félix, al que ha querido «poner cara y verdad y quitar leyenda». Seducido por el personaje desde los años noventa, las investigaciones han sido un puzle del que faltan numerosas piezas. Varios veranos en Inglaterra siguiendo sus huellas, visitas a varios centros, archivos y bibliotecas le han permitido, asegura, hacer un retrato de un bailarín que, según sus investigaciones, nació «en el número 6 de la calle Dos Hermanas de Madrid el 18 de octubre de 1903» -otras fuentes señalan su nacimiento en Sevilla en 1896-. En el momento de su detención en Londres, por lo tanto, Félix tendría 15 años. «Los bailarines empezaban muy jóvenes, no es tan extraño que tuviera esa edad», argumenta Hernández Moreno, que se basa en el Padrón de Madrid de 1915.
«Treinta castañuelas»
«Treinta pares de castañuelas para Londres», el título del libro, procede de una petición que Diaghilev le hizo a Falla por carta antes de que éste viajara a Londres para el estreno: « Traiga 30 pares de castañuelas, 15 de primera calidad y 15 de las corrientes ». «El sombrero de tres picos», estrenado en el desaparecido Teatro Alhambra de Londres el 22 de julio de 1919 , es la reelaboración de la partitura de una pantomima compuesta dos años antes por el músico gaditano y titulada «El corregidor y la molinera». Hernández Moreno tiene una polémica teoría propia, que basa en el estudio de la partitura manuscrita de « El corregidor y la molinera » que consultó en la Universidad de Harvard, y la partitura final del ballet. «Estoy convencido de que la orquestación última la hicieron Maurice Ravel y Ottorino Respighi , que trabajaban con Diaghilev; éste último estrenó precisamente en junio de 1919 «La boutique fantasque», donde bailó Félix». A Manuel de Falla, sigue el autor, «le sorprendió gratamente la orquestación cuando llegó a Londres para el estreno», al que finalmente no pudo acudir porque tuvo que volver precipitadamente a España después de que le avisaran de la enfermedad de su madre. Ravel, aventura Hernández, dedicó por su parte el «Bolero», su partitura más popular, a Félix . ««Bolero» era precisamente como se conocía a los bailarines de danza española».
Varios documentos han resultado fundamentales, dice Hernández Moreno, para realizar este «retrato verdadero» del bailarín. Uno es el registro de la detención, que difiere de sus investigaciones en cuanto a su edad , pero «explica los motivos reales de su arresto»; y un contrato manuscrito entre el bailarín y los Ballets Russes, conservado también en la Universidad de Harvard. «Félix es el gran desconocido de nuestra danza», concluye.
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