En clase con Billy Elliot

No todos los niños tenían experiencia bailando, «a algunos los escogimos por su potencial, su carisma… porque tenían algo especial», revela Serrano. Pablo Millán es uno de los ejemplos, fue al casting «por probar una experiencia más», y ahora está muy orgulloso de su suerte: «creo que nadie puede tener esta formación, todos los días estamos cinco horas ensayando y hemos aprendido muchísimo». Entre sus compañeros y profesores reconoce haber encontrado «muchos amigos» y una vocación: «Gracias a esto a lo mejor de mayor soy bailarín».

Antonio Najarro , director del Ballet Nacional de España, los recibió con una sonrisa junto a su equipo en los pabellones de la sede. «Me hacen recordar a mis inicios, a la ilusión que se tiene al comenzar a perseguir tu sueño».

Los pequeños llegaron inquietos y amedrentados pero, a pesar del nerviosismo inicial, tras dejar en una esquina la bolsa de la merienda y las zapatillas de deporte, crecieron en el pabellón ante sus maestros quienes, boquiabiertos, les impartieron una clase de danzas tradicionales .

«Ha sido emocionante conocer a gente que se dedica a lo mismo que tú y que ha llegado tan lejos», reconoce Pablo Bravo , otro de los protagonistas del musical. Los Billy Elliot españoles acompasaron sus movimientos a los de sus mayores con total profesionalidad y, a continuación, mediante una coreografía de claqué , les demostraron a los bailarines de Antonio Najarro -director del Ballet Nacional de España- que el año y medio de duros ensayos ha dado sus frutos y la próxima generación de bailarines de élite llega taconeando con fuerza y está preparada para coger el testigo.