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ABC Cultural

CRÍTICA DE TEATRO

«Calígula», lo humano en su dimensión totalitaria

Mario Gas dirige en el teatro María Guerrero la obra de Albert Camus, con Pablo Derqui como protagonista

Pablo Derqui como Calígula Jero Morales

Diego Doncel

A Calígula lo volvió loco el tomar conciencia de que era demasiado humano. Quiso ser un dios, y mancharse las manos de muerte como un dios, pero se quedó en un hombre cuya misión fue intentar mostrarnos que la dignidad humana no existe, ... que la falta de importancia de la vida suplanta cualquier metafísica y cualquier religión. Escrita y revisada durante la Segunda Guerra Mundial, la «Calígula» de Albert Camus proyecta desde luego una reflexión existencial, la del hombre y sus límites, pero también política: el totalitarismo como enfermedad moral, como delirio. La escenografía ideada por Paco Azorín es, por eso, tan sorprendente como simbólica, con ese frontispicio inclinado que se inspira en el Pallazo della Civiltà del Lavoro y que Mussolini quiso que fuera el símbolo del fascismo en aquella Exposición Universal de Roma que nunca llegó a inaugurarse.

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