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Aída Gómez: «La danza en España está malherida»

La bailarina asume la dirección de «Madrid en danza», festival que arranca el próximo 13 de noviembre

Aída Gómez, con Madrid a sus pies, en la terraza de la Consejería de Cultura, en la calle Alcalá ISABEL PERMUY

JULIO BRAVO

José Antonio , exdirector del Ballet Nacional de España , llamaba cariñosamente a Aída Gómez «pajarito». Es cierto que tiene algo de volandera, y que es difícil verla quieta– pero no se piense que es frágil. A sus cuarenta y ocho años (que exhibe sin complejos ni coqueterías), la bailarina madrileña ha desarrollado ya suficientes conchas como para cargar con el que ahora es su principal reto: la dirección del festival Madrid en Danza , durante muchos años toda una referencia en ese mundo, y que cumplirá en 2016 treinta años de existencia. El 13 de noviembre comenzará una nueva edición del certamen;la asume completamente, pero solo algunos espectáculos llevan su firma. Entre ellos, « Fuenteovejuna », de la compañía de Antonio Gades , y la gala de clausura, que presenta a un grupo de bailarines madrileños que desarrollan su actividad en el extranjero. «Los dos espectáculos están prácticamente vendidos», dice con orgullo.

Quiere Aída Gómez que la transparencia sea una de las características de su gestión, «para que esto no sea un cortijo . Desde la dirección artística quiero saberlo todo, desde las entradas que se venden hasta el número de invitaciones de protocolo. Que van a ser mucho menores de lo que eran hasta ahora, por cierto; Jaime de los Santos , el director general de Promoción Cultural, me apoya en esta cuestión, igual que en todo lo demás». Y concluye: «el día que no me sienta arropada, recojo mis cosas y me voy ».

Dependiente de la Comunidad de Madrid , el festival debe guardar, según Aída Gómez, equilibrio en cuanto a los estilos que presenta –clásico, español, contemporáneo, flamenco...– y tener absolutamente en cuenta al público . «Me parecía necesario que Madrid en danza se abriera. Yo abrazo a todas las ramas, pero lo encontraba descompensado en favor de la danza contemporánea».

Es consciente de que la danza vive momentos muy complicados. « Está malherida . El sector está apagadísimo y no tiene su sitio. Y yo quiero en este festival llamar la atención del público; sé, y lo he podido comprobar, que si se le ofrece calidad, el público responde. Así que, en la medida de lo posible, hay que darle calidad , no importa si es danza contemporánea, española o clásica».

Se siente orgullosa de haber podido preparar con muy poco tiempo una gala que traiga de nuevo a nuestros escenarios a bailarines madrileños – Joaquín de Luz, Laura Morera, Olaf Kollmannsperger, Nadia Yanowsky y Daniel Kraus – que desarrollan su carrera en prestigiosas compañías internacionales. y que son unos desconocidos en nuestro país. «Están haciendo una labor increíble en esas compañías, y merece que se les vea en su casa. Todos sabemos, además, lo mal que está el ballet clásico en España, y esta gala es el primer paso de un proyecto que va a tener continuidad ».

La crisis ha golpeado especialmente al mundo de la danza, mucho menos bullicioso ahora de lo que lo fue hace una o dos décadas. Aida Gómez quiere que el festival sirva de motor para el futuro . «Creo que se había perdido la atención hacia Madrid en danza, incluso entre los profesionales. Y en Madrid hay un público al que le interesa la danza . Pero, insisto, es necesario guardar el equilibrio entre los distintos estilos y atender a los gustos del público. Especialmente porque se hace con dinero de todos los madrileños; luego a todos hay que tratar de contentar . Y traer lo que entidades privadas no pueden traer».

Tiene Aída Gómez clavado a fuego la palabra espectadores. «Hay que llevarlos al teatro a ver danza y tenemos que ofrecerle espectáculos de calidad, para que el festival le resulte interesante y esté pendiente de la próxima edición». Dentro de ese público le preocupan especialmente los jóvenes. «Por eso a los ensayos generales de la gala de clausura y de “Fuenteovejuna” vamos a invitar a alumnos de conservatorios y de academias privadas, porque esos jóvenes con vocación pueden encontrar en esos espectáculos una motivación extra para sus carreras».

Aída Gómez dirigió el Ballet Nacional de España , compañía de la que había formado parte años atrás, y que sigue considerando su casa , entre 1998 y 2001. La danza española es, lógicamente, su gran preocupación. «Me gustaría recuperar la escuela bolera, la danza estilizada, pero me encuentro con un desierto en este terreno. Y yo no soy Lourdes». De aquella época en el Nacional le quedan muchas cicatrices; fueron muchas las zancadillas que recibió hasta que la hicieron caer. «Llego aquí sin deber nada. Estoy en la arena y me apasiona mucho lo que hago. No quiero focos , esa etapa ya la pasé de joven. Y naturalmente aquella experiencia me servirá ahora. Estoy segura de que no me volverá a pasar lo que me pasó y no volveré a caer en los mismos errores en que caí».

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