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Sara Baras, el baile y el mito de Medusa

La bailaora estrena mañana en Mérida un espectáculo basado en la historia de la bella convertida en monstruo

Sara Baras, el baile y el mito de Medusa

julio bravo

Sara Baras ha encarnado a una Reina –«Juana La Loca»–, a una conspiradora histórica –«Mariana Pineda»–, a una cigarrera sevillana de leyenda –«Carmen»– y a una Constitución –«La Pepa»–, pero nunca había viajado al mundo de la mitología greco-latina. Mañana, en el Festival de Mérida, la bailaora gaditana estrenará «Medusa, la Guardiana», un espectáculo que le encargó el propio certamen emeritense y que está basado en la leyenda que recogieron, entre otros autores, Ovidio –en su libro «La metamorfosis»– y Pindaro.

La propia Sara ha realizado el guión del espectáculo, que coreografía, dirige y protagoniza la música es de Keko Baldomero, y junto a ella está el que desde hace más de una década es su pareja artística y personal: José Serrano, que interpreta a Perseo. Cuenta, además, con la colaboración del actor Juan Carlos Vellido. Tras Mérida, donde estará hasta el domingo, la obra se podrá ver en los festivales de Sagunto y Peralada .

La mitología griega se refiere a Medusa como un monstruoso ser con cabello de serpientes que convertía en piedra a todo aquél que desafiara su mirada. Perseo, un semidios hijo de Zeus y la mortal Dánae, se enfrentó a ella y logró llegar hasta ella y decapitarla fijando su mirada en su escudo para evitar los ojos del monstruo. Usó después su cabeza como arma hasta que se la dio a la diosa Atenea para que la pusiera en su escudo, la égida.

Fue el Festival de Mérida, que dirige Jesús Cimarro, quien le propuso a Sara Baras que hiciera un espectáculo de inspiración greco-latina, un repertorio en el que nunca había pensado la bailaora gaditana.

–¿Qué le atrajo de Medusa para elegirlo entre otros mitos?

–Estuvimos pensando en varios mitos hasta que apareció el nombre de Medusa. Me atrajo enseguida porque la suya es una historia preciosa para contar y, al estudiarla más profundamente y leer sobre él encontré un personaje fascinante, con una cara oculta que me apetecía iluminar.

–¿A qué se refiere?

–Siempre hemos visto a Medusa, la guardiana, como un monstruo, porque así se ha representado, pero nosotros hemos decidido ir al principio de la historia, que nos presenta a una mujer condenada injustamente, después de haber sido violada. Medusa era una sacerdotisa del templo de Atenea. Era muy bella; Ovidio habla de ella como «la celosa aspiración de muchos pretendientes». Tanto es así que Poseidón, el dios del mar, la violó en el propio templo y Atenea, en vez de tener lástima por ella, la expulsa del templo y la condenó a tener su horrible aspecto. Eso la convierte en monstruo. En este espectáculo hemos querido presentar sus sentimientos al recibir el castigo que en realidad no debería haber recibido: la soledad, el dolor, porque ella, que tiene la virginidad como uno de sus bienes más preciados, la pierde sin ella quererlo y eso le supone una doble pena: la del dolor y la de su conversión en un horrible ser. Hemos querido buscar a la mujer antes que al monstruo.

–¿Cómo se lleva el mundo greco-latino al flamenco?

-«Medea», el ballet de Granero, Narros y Manolo Sanlúcar, nos abrió a los flamencos un camino fascinante. Al fin y al cabo, se trata de contar una historia, y el flamenco tiene la suficiente flexibilidad y expresividad para contar cualquier historia. En este sentido, hemos querido que la coreografía se sometiera al relato y a sus personajes; si Medusa ha de ir arrastrándose por el suelo, lo hace. Y en lo musical también: usamos palos como taranta, bulería, tangos, seguirilla, granaína... Pero se entrelazan según la acción dramática pida uno u otro. Musicalmente, también es especial. No hay cantaores en este espectáculo. La música, de Keko Baldomero, la interpretan dos guitarras, un violonchelo y varios instrumentos de percusión, a la que hemos querido darle un protagonismo particular, y tratar de evocar a través de ella los sonidos de la antigua Grecia.

–¿Y qué ha supuesto de nuevo para usted?

–Con los años, vas aprendiendo a saborear el baile de manera diferente, y a buscar que por encima del lucimiento personal sirva para contar una historia. No hay que olvidar que se interpreta a un personaje, la bailaora debe fundirse con él y ponerse a su servicio.

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