Flotats vuelve a dirigir en el TNC de la mano de Marivaux

Flotats no estará en escena pero sí que controlará todos los movimientos de una joven compañía con la que lleva unas semanas duras de trabajo. «Lo primero que les di a los actores fue un lápiz y una goma para que pudieran anotar en el libreto -comenta como anécdota-. Lo hice para impresionarles». Esta obra era muy difícil de traducir,. «pero hemos tenido la suerte de que Salvador Oliva la ha transformado en una lengua viva con todo el espíritu de Marivaux», subraya el director que ha vuelto a desplegar sus alas por «su» teatro.

La escenografía que firma Ezio Frigerio nos recuerda al montaje de «La Gavina» de Chéjov que ocupó con mucho éxito este mismo escenario en 1997. «Ezio ha hecho un decorado extraordinario con unas tablas de madera que ya estaban en los almacenes del TNC y que ha pintado para acoger esta historia ambientada en el siglo de las luces», comenta Flotats, que ha fichado para el elenco a un Àlex Casanovas algo más maduro que en el montaje de «El despertar de la primavera» que dirigió en el Poliorama en 1986. El resto de los intérpretes son jóvenes pero muy bien preparados; Enric Cambray, Rubèn de Eguia, Guillem Gefaell, Vicky Luengo, Bernat Quintana y Mar Ulldemolins.

La sinopsis es algo compleja. Dos prometidos de familias burguesas deciden intercambiar roles con sus criados para poder conocer mejor a su futura pareja; esta mentira crece hasta hacerse una bola. «Las fluctuaciones del lenguaje en Malivaux son únicas», advierte Flotats que cree que elegir este texto «es una forma de enseñar a las nuevas generaciones cómo interpretar grandes obras de la tradición del teatro europea».

«A través de un mundo poético, Marveaux revela la esencia de cada uno», apunta Flotats. El amor y el azar se entrecruzan con este libreto. Por último, Flotats desvela que Marivaux fue el genial inventor del término «tomber amoureux» (enamorarse).