«El nombre de la rosa»: Sherlock Holmes en una abadía medieval
Llega a Madrid la versión teatral de la novela de Umberto Eco, protagonizada por Juan Fernández y Juanjo Ballesta
JULIO BRAVO
Umberto Eco, uno de los más importantes semiólogos de nuestros días, sorprendió cuando en 1980, con casi cincuenta años, publicó su primera novela, «El nombre de la rosa». El libro tuvo un éxito extraordinario; y seis años después Jean-Jaques Annaud la llevó al cine ... , en una película protagonizada por Sean Connery y Christian Slater. Ahora, José Antonio Vitoria y Garbi Losada han adaptado la novela al teatro. La función, dirigida por la propia Losada, vio la luz en el pasado Festival de Teatro Clásico de Cáceres y ahora llega a Madrid dentro de la extensa gira que tiene previsto el montaje.
Juan Fernández (que ha sustituido recientemente a Karra Elejalde) y Juanjo Ballesta (en su primera experiencia teatral) encarnan a Guillermo de Baskerville y Adso de Melk respectivamente en esta historia policíaca ambientada en una aislada abadía situada en las cumbres de los alpes suizos. Son un monje franciscano -encargado de investigar una extraña muerte- y su discípulo. Baskerville, una suerte de Sherlock Holmes medieval (al parecer, Eco usó este apellido en homenaje a una de las novelas de Conan Doyle) es, según su intérprete, «un adelantado a su época, un fraile atípico porque su discurso está mucho más cerca de lo científico que de lo religioso. Él llega a esta abadía del siglo XIV donde el ambiente es denso y espeso, y es un soplo de aire fresco. Es un personaje que lleva la luz de la razón a un lugar inmerso en el fanatismo y el radicalismo. Tiene un discurso inteligente y sonríe... Hoy en día, Guillermo sería un grandísimo líder».
Juanjo Ballesta -que escucha con admirado arrobo a su compañero: «lo que estoy aprendiendo hoy», le dice- habla de Adso como «un chaval, un adolescente. Va detrás de su maestro, haciendo todo lo que éste le dice, para intentar resolver los crímenes misteriosos que están bañando en sangre la abadía. Es un chico muy asustadizo y que tiene la frescura de la adolescencia». «Pero el personaje de Adso -tercia Juan Fernández para completar lo dicho por Ballesta- sufre una transformación maravillosa, porque pasa en décimas de segundo de niño a hombre, en la escena que tiene con la mendiga; ella le descubre el amor».
La película de Annaud tenía un poderoso componente visual. «Garbi Losada, la directora -dice Fernández- ha querido mantener el imaginario del filme, el ambiente pesante, que ya está en la novela. Umberto Eco es un escritor muy descriptivo, tanto en los escenarios como en los personajes». La novela gira en torno al segundo libro de la «Poética» de Aristóteles, y la escenografía es ese libro. «Hay en una biblioteca de París unas notas en griego antiguo escritas por un amanuense, que parece que podrían corresponder a ese libro y ser sus dos primeras páginas. Y esas notas se reproducen en la escenografía, y quien sepa griego antiguo las puede leer. Todos salimos del libro al principio de la función y volvemos a él al final».
«El nombre de la rosa»: Sherlock Holmes en una abadía medieval
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