«Una boda feliz», al matrimonio por la risa
Antonio Molero y Agustín Jiménez protagonizan la obra de los franceses Gérard Bitton y Michel Munz
JULIO BRAVO
«Una comedia en estado puro». Así define Antonio Molero la obra «Una boda feliz», que se presenta en el teatro Marquina a partir del 5 de septiembre, y que protagoniza junto a Agustín Jiménez. Se trata de una pieza escrita por los franceses ... Gérard Bitton y Michel Munz que ha dirigido Gabriel Olivares , y completan el reparto Francesc Albiol, Juan Solo y Celine Tyll.
El planteamiento de la obra, sigue Molero, «es universal»: un hombre que hereda una fortuna... a condición de que se case , por lo que planea una boda de conveniencia. «La novedad -añade Agustín Jiménez- es que se trata de una boda gay . Pero como siempre, es el dinero el que lo mueve todo». «Hay en la historia y en los personajes -sigue Molero- una cosa muy antigua, de estereotipos , que se conecta incluso con la comedia del arte».
No les da miedo definir «Una boda feliz» como «vodevil», a pesar de las posibles c onnotaciones peyorativas de la palabra. «Es un vodevil, sí, y muy divertido», coinciden los dos actores. «Es cierto que durante un tiempo -dice Molero- se asociaba el vodevil a la astracanada, y a obras que eran más bien productos para hacer reír sin más. Pero el vodevil es un género francés que, cuando está bien hecho, es tan digno como el que más».
La comedia, lo dicen todos los actores, es una cosa muy seria. Y sólo tomándosela en serio puede salir bien. «Hay que hacerlo todo muy de verdad -dice Agustín Jiménez-, los personajes sufren mucho». Y hay una máxima que no se puede olvidar, según Molero. «Se puede ser gracioso, eso ya depende de cada uno, pero lo que no puedes es hacerte el gracioso».
Ritmo y concentración son dos de los pilares sobre los que se asientan las comedias. Las representaciones de «Una boda feliz», cuenta Jiménez, «funcionan como un mecanismo de relojería , y hay ciertos efectos, que no podemos desvelar, que hacen de ésta una comedia oficial». «Cuando "entra toda la ganadería" en la función -añade Molero, no podemos ni pestañear , no podemos perder pie ni una milésima de segundo, porque te pilla el toro».
«Y el público -concluyen los dos actores- sale muy feliz y con dolor de estómago de tanta risa. Se crea un ambiente muy contagioso, y la risa es fuente de salud, tanto física como mental».
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