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ABC Cultural

Éxito clamoroso de «La vida es sueño» de Calderón en Buenos Aires

Varios minutos de aplausos para la Compañía Nacional de Teatro Clásico en su regreso a la capital argentina

Éxito clamoroso de «La vida es sueño» de Calderón en Buenos Aires ángel de antonio

ignacio garcia garzón

El público que abarrotaba el Teatro San Martín en la noche del pasado jueves dedicó a la Compañía Nacional de Teatro Clásico (CNTC) más de cinco minutos ininterrumpidos de aplausos al concluir la representación de «La vida es sueño». Puestos en pie y entre continuos bravos, los espectadores premiaban el formidable montaje de la pieza calderoniana firmado por Helena Pimenta y el esfuerzo y la calidad del elenco encabezado por Blanca Portillo, cuyo Segismundo pasará a la historia de las grandes interpretaciones teatrales. La actriz, muda, con los ojos anegados por las lágrimas, se llevaba la mano al corazón inclinándose ante los aplausos interminables junto a sus compañeros.

En un clima de gran emoción, la función estuvo salpicada en diversos momentos por las risas del respetable, que aplaudió oportunamente varios mutis, especialmente el de Segismundo cuando regresa encadenado a su prisión y pronuncia el famoso monólogo que concluye que «toda la vida es sueño y los sueños, sueños son». Como el del estreno en Almagro en julio del año pasado o el de Madrid meses después, el exigente público bonaerense, con la respiración contenida, prorrumpió en una calurosa ovación de dimensiones catárticas al final de esa escena. También se aplaudió otra muy bien resuelta que enfrenta a la impetuosa Rosaura de Marta Poveda y el sinuoso Astolfo encarnado por Rafa Castejón.

El Clarín interpretado estupendamente por David Lorente recogió una cosecha de carcajadas en sus intervenciones y se llevó asimismo su ración de aplausos. A la pericia del intérprete y la comicidad del texto se unió la circunstancia de que en ese mismo día se había celebrado una escandalosa reunión de accionistas del grupo periodístico argentino Clarín en la que irrumpieron, seguidos por una poblada cohorte de cámaras de televisión, fotógrafos y periodistas de medios públicos y privados oficialistas, el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, y el todopoderoso viceministro de Economía, Axel Kicillof, para, en nombre del Estado, que posee el 9 por 100 de las acciones, arremeter contra los directivos de la empresa y lanzar veladas amenazas de una posible intervención del Gobierno con las nuevas herramientas legales de que dispone. De ahí probablemente algunas risas añadidas cuando se pronunciaba en la función el nombre de Clarín.

Entrega total del público

Anécdotas aparte, la representación transcurrió en un clima de alta expectación y entrega total del público al buen hacer del buque insignia de nuestro teatro clásico, que nació para la escena significativamente en Buenos Aires, en cuyo Teatro Cervantes dio su primera representación en abril de 1986; en el programa de entonces, otro Calderón, “El médico de su honra”.

La CNTC ha regresado a los escenarios porteños veintisiete años después convertida en la realidad necesaria y coherente que presagiaba aquel proyecto iniciado por Adolfo Marsillach. De ahí que este viaje, además de la presentación de uno de los mejores montajes en la historia de la compañía, tuviera también el propósito de conmemorar, aunque fuera con dos años de retraso, su primer cuarto de siglo de existencia, cumplido en 2011 al poco de acceder al cargo la actual directora de la CNTC, Helena Pimenta. Así, el reencuentro con la capital argentina ha servido también para presentar los dos volúmenes que recogen la historia y la trayectoria de la compañía.

Pimenta destacó en la rueda de prensa de presentación del montaje y el libro que “veintisiete años después de su fundación, puede hablarse de un nivel de trabajo e interpretación del verso por parte de la CNTC que está implícito en sus orígenes y llega muy bien a los espectadores”. Habló también de cómo Calderón les ha guiado e iluminado en los últimos meses y de la versión que Juan Mayorga ha realizado del que es “uno de los grandes textos de la literatura dramática mundial”. “La pregunta esencial que se plantea –agregó– es quién escribe nuestra vida o, más aún, quién escribe nuestros sueños”.

Estreno de Mayorga

Precisamente dentro de unos días se estrena, también en el Teatro San Martín, un montaje de la obra de Mayorga «El crítico», dirigido por Guillermo Heras con un reparto argentino. También con actores del país, Heras prepara la puesta en escena de “Los áspides de Cleopatra”, de Rojas Zorrilla; una iniciativa de cooperación entre la CNTC y el San Martín incluida en los proyectos del denominado Laboratorio de Teatro Clásico América.

Blanca Portillo, que pasó una etapa profesionalmente muy decisiva de su carrera en Buenos Aires, donde interpretó otro Calderón, «La hija del aire», a las órdenes de Jorge Lavelli, reconoció que en su vida hubo un antes y un después de su estancia en Argentina, donde se siente muy querida, y subrayó que «en estos momentos críticos que estamos viviendo, el teatro es un hueco respiratorio imprescindible y recupera el lugar que ha tenido siempre, un lugar donde clamar contra lo que no nos gusta y debatir las grandes cuestiones de la vida».

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