El Ballet Flamenco de Madrid, en escena por partida doble
Sara Lezana dirige a la compañía, que presenta dos espectáculos al tiempo: «Carmen» y «España baila flamenco»
julio bravo
No es frecuente que una compañía de baile alcance los quince años de vida con el vigor del Ballet Flamenco de Madrid , que tiene una presencia regular en la capitas desde hace varias temporadas. Pero menos frecuente es que presente dos espectáculos simultáneos en ... dos teatros madrileños distintos: «Carmen» , en el teatro Rialto (desde el día 16, en cohabitación con la comedia «No te vistas para cenar»), y «España baila flamenco» , en el teatro Muñoz Seca.
La bailaora Sara Lezana, que protagonizó la película «Los Tarantos» junto a Carmen Amaya y Antonio Gades, es la directora artística del Ballet Flamenco de Madrid, que lleva junto a Luciano Ruiz Salazar. «Una de las claves de la compañía es el trabajo en equipo, y creo que hemos conseguido unos espectáculos que le gustan al público, y que la gente sale satisfecha del teatro».
Danza muy diversa
«Nuestra danza es muy diversa –explica Sara–. Hacemos un flamenco ortodoxo y estilizado, y hacemos también baile español. En “Carmen”, por ejemplo, mezclamos estilos; es una obra muy española por la danza. Y “España baila” es un mosaico, en el que hay danza española y flamenco... que ha ido creciendo con los años, porque es lo que reclama nuestro público».
En el espectáculo, cuenta la bailarina y coreógrafa, hay piezas clásicas, como la jota –«el público brama con ella»–, «Las bodas de Luis Alonso» o el «Zapateado» de Sarasate. «Todo de pura escuela española, sin meter ningún elemento de danza contemporánea. Se nos ha tachado de antiguo, pero el arte no es antiguo o moderno; es bueno o malo, y creo que la esencia de lo español no se debe perder. Y nosotros mantenemos la danza española de toda la vida».
Reflejo de la sociedad
El Ballet Flamenco de Madrid tiene una plantilla muy joven. «En general llegan con un desconocimiento de lo que significaron las grandes figuras de nuestra danza –lamenta Sara Lezana–, desconocen la herencia, la escuela de esos grandes maestros que fueron y son referencia».
No es un problema exclusivo de la danza española, cree. «Es reflejo de la sociedad en que vivimos. Lo ves en cualquier profesión. Los bailarines de mi época no vivían un entorno tan competitivo, tan consumista. Entonces no existían esa cantidad de programas que fomentan el arribismo; cualquiera que no ha hecho nada ni es nadie puede ganar mucho dinero de la noche a la mañana. Hay muchos programas para ser artistas, a los que se presenta mucha gente; y no todo el mundo es artista. Antes no nos dispersábamos, nos concentrábamos en nuestra profesión. Ahora lo tienen más fácil por un lado, porque los medios para aprender son mayores, pero por contra tienen muchísima competencia. Se crean famosos de la noche a la mañana, pero salvo excepciones son flor de un día. En el arte, todo lo que no se consiga a base de lucha, de sacrificio y de continuidad, a la larga se desvanece».
La danza, dice Sara Lezana, «siempre ha sido la cenicienta de las artes. Pero los flamencos –concluye– hemos sido los grandes embajadores; la danza española ha hecho más por la cultura española que el Instituto Cervantes».
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