El taxista que tuvo que torear en Las Ventas por San Isidro
Decíamos ayer
Un mano a mano en mayo de 1975 se saldó con ambos toreros heridos. Se vio obligado a echarse al ruedo el desentrenado sobresaliente, que también salió corneado en 'la corrida de la sangre'
El Papa 'forofo' que tuvo de rodillas a un árbitro español como penitencia

Vicente Zabala aseguró que en su vida se había acongojado más en una plaza de toros que cuando el sobresaliente Julián de Mata se echó al ruedo en Las Ventas en 1975. El mano a mano entre Antonio José Galán y Francisco ... Ruiz Miguel en la decimoséptima corrida de la Feria de San Isidro iba de mal en peor. Ambos diestros, «dos legionarios con más tesón y coraje que arte», según el crítico taurino de ABC, habían colgado el cartel de «no hay billetes». Zabala los describió como «dos hombres curtidos en la lucha del toro duro, de las corridas miureñas, del abrirse paso a dentelladas en la profesión».
Esa tarde del 25 de mayo, azuzados por los pitos y broncas de parte del público, sufrieron sendas cogidas por la ganadería de Alonso Moreno. Por fortuna, las aparatosas cornadas no revistieron gravedad, pero dejaron solo a partir del quinto toro a Julián de Mata, que nunca había tenido que actuar como sobresaliente.
«Se debió negar, a 'lo Paula'» porque «ni los años ni el desentrenamiento perdonan», consideró Zabala, que conocía al veterano novillero desde hacía más de 25 años. Había iniciado su carrera junto a Alfonso Merino, 'Parrita', o Martín Sánchez 'Pinto', junto a la vía del tren de Arganda, y «era compañero de fatigas y capeas de Andrés Vázquez», recordaba el crítico, que daba fe de haberle visto «matar tremendas gayumbadas por los pueblos».



«Era uno de los muchos que se quedan en la cuneta», pero «le gustaba salir de sobresaliente en estas corridas e incluso vestir bonitos ternos, que le hacían revivir viejos sueños», señaló Zabala. Para este festejo de San Isidro, estrenó vestido de grana y oro. «Precisamente ayer yo lo fui a recoger a casa de Isabelita. Se lo había hecho ella a medida», contó después su mozo de espadas a la periodista Pilar Trenas. Tomás López Martín aún apuntó otros datos más sobre Julián González de Mata, como su origen murciano o que tenía 42 años y estaba soltero. «Es taxista en Madrid», añadió.
Julián, que no se hubiera atrevido a pisar su barrio madrileño de Pardiñas de haberse echado atrás, dio la cara y se plantó en el ruedo para matar al quinto toro que había herido a Galán. En una caída que sufrió, alguien le dijo que se quedara en el suelo. «Se lo habrían llevado a la enfermería y se hubiera firmado el parte de que no podía continuar la lidia», escribió Trenas. Pero no hizo caso. Ante el miedo en la grada de que el sobresaliente se viera obligado a vérselas con el sexto toro, Bartolomé Sánchez 'Simón', un matador que estaba entre el público, saltó a la arena y pidió a la presidencia que le dejara torear a él, que estaba en activo, pese a no llevar traje de luces.
Pero el reglamento era claro. «Mientras haya un sobresaliente vestido de torero, la corrida debe continuar», se justificó el presidente del festejo, convencido de que en la plaza se hubiera armado la marimorena si no hubiera cumplido las normas. Y siguiendo el mismo reglamento, por haber irrumpido en el ruedo Simón salió escoltado por la fuerza pública, aunque acompañado, eso sí, por una enorme y cariñosa ovación, según las 'Breves notas' de Tico Medina. «Esperó al final de la tarde de angustia con un puño en el corazón», apuntilló el periodista.

Los negros augurios se cumplieron. El último toro, sobrero del Jaral de la Mira, le atravesó un pulmón a Julián. Con pronóstico muy grave, fue operado por el cirujano de la plaza Máximo García de la Torre durante dos horas. «Don Máximo me salvó la vida –aseguró De Mata en 2006–. El pitón se hundió por mi espalda y quedó a un centímetro del corazón». El médico, que pidió la extremaunción para el sobresaliente, confesó años después: «Pudo ser mortal. Creí que se nos quedaba en la mesa».
Simón presenció cómo se lo llevaba la ambulancia de Las Ventas. «Creo que estaba más pálido en la plaza», comentó. Aquella noche, con los nervios rotos tras 'la corrida de la sangre', el torero escribió unos versos: «Presagiaba la plaza entera / la sangre de Mata sobre la arena (...) Dios lo recupere pronto / y haga el paseíllo por la vida / con su traje bordado de corazones nuevos...».
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete