Dos tablillas cuneiformes de hace 3.800 años sacan a la luz el idioma del pueblo bíblico de los amoritas
Las piezas se articulan como la célebre piedra Rosetta, lo que ha permitido que sean descifradas
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De acuerdo con los escasos registros históricos, se infiltraron en Mesopotamia y adoptaron su cultura. Tras el colapso del reino de la III Dinastía de Ur (2000 a.C.), fundaron varios reinos, entre ellos Babilonia, cuyo rey más famoso fue Hammurapi, precursor del célebre código del mismo nombre, uno de los conjuntos de leyes más antiguos que se han encontrado hasta la fecha que llega a compararse con la Torá.
A esa falta de documentación de su historia se une el poco conocimiento de su lengua, que era tan exigüe que algunos expertos dudaban incluso de su existencia. «Hasta ahora sólo se conocían palabras amoritas aisladas (la mayoría como elementos de nombres personales que aparecen en textos acadios y de otras lenguas), lo suficiente para demostrar que el amorreo es miembro de la familia de las lenguas semíticas del noroeste», explica a ABC Manfred Krebernik, de la Universidad alemana de Jena.
Inéditas
Pero el avezado ojo de este especialista en estudios del Oriente Próximo, junto con el de Andrew George, de la Universidad de Londres, dieron con su rastro en dos tablillas cuneiformes de 3.800 años de antigüedad halladas en Irak durante la Guerra del Golfo. Han salido a luz treinta años después de su descubrimiento porque se obtuvieron en excavaciones ilegales y se vendieron a colecciones privadas. «Probablemente, una de las causas por las que han permanecido inéditas ha sido porque los propietarios y los pocos especialistas que las vieron no comprendieron su inusual contenido», apostilla Krebernik.
Ambos científicos las han analizado en profundidad y han publicado los resultados de su investigación en la revista científica 'Revue d'assyriologie et d'archéologie orientale'. Las tablillas se articulan como la célebre Piedra Rosetta, cuyo texto aparece en tres idiomas: jeroglífico, demótico y griego antiguo. El hecho de que los investigadores del momento conocieran este último permitió al egiptólogo François Champollion descifrar los secretos del lenguaje de una de las civilizaciones más antiguas del mundo. En el caso de las piezas iraquíes, las frases en amorreo están colocadas a la izquierda, mientras que a la derecha se encuentran sus traducciones en acadio, que puede ser leído actualmente por los académicos. Este último fue el idioma de la ciudad mesopotámica de Acadia desde el tercer milenio a. C., y se fue extendiendo a diferentes culturas a lo largo de los siglos, incluida la babilónica.
Los hallazgos zanjan la cuestión de la existencia del idioma de los amorreos, ya que, a juicio de Krebernik, «muestran que la lengua estaba articulada de forma coherente y predecible, y es totalmente distinta del acadio. Las dos tablillas amplían sustancialmente nuestro conocimiento del amorita, ya que no sólo contienen palabras nuevas, sino también frases completas, por lo que muestran mucho vocabulario y gramática nuevos», indica el científico. El otro lado, el de los textos acadios, también ha aportado beneficios, ya que «contribuyen a nuestro conocimiento sobre la literatura erudita de la antigua Mesopotamia».
Manual de idiomas
Según recogen en el estudio, la escritura de las tablillas es la cuneiforme cursiva de la antigua Babilonia, que se usaba con fines formativos habitualmente, y su caligrafía es lo suficientemente parecida como para sugerir que podrían ser obra del mismo escriba. Los textos se asemejan a un manual de idiomas y se dividen en dos partes: los de la izquierda están en amorreo y los de la derecha, en acadio.
MÁS INFORMACIÓN
No incluyen registros históricos, si no que más bien reflejan escenas de la vida cotidiana. «Su contenido es menos importante que el hecho de que documentan la lengua amorrea», señala este investigador. Aparecen desde nombres de divinidades y estrellas o constelaciones hasta alimentos (tres tipos de pan y dos de bebida alcohólica) y tres prendas de vestir que comprenden objetos atados a la cabeza, a la cintura y a los pies, enumerados de arriba abajo como es habitual en las enumeraciones babilónicas relacionadas con el cuerpo humano. Después se detallan «vocabulario y frases prácticas con traducciones al acadio, como una 'guía lingüística' moderna», apostilla Krebernik.
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