El sector de la cultura levanta la voz contra la IA: «Muchos empleos están en riesgo»
Varias asociaciones reclaman al Gobierno medidas para proteger a la industria frente a los avances de la inteligencia artificial
Piden la retirada de los modelos que hayan sido creados vulnerando los derechos de propiedad intelectual
Las instituciones académicas aprenden a asimilar la irrupción de la IA
Madrid
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Iniciar sesiónDesde que los modelos de inteligencia artificial generativa irrumpieran como un terremoto hace un par de años, con la popularidad de ChatGPT y derivados, un temor se fue extendiendo entre los trabajadores de la cultura: si las máquinas por fin iban a ser autónomas ... para escribir novelas, dibujar ilustraciones o generar canciones, miles de puestos de trabajo estaban en riesgo. Y no solo esto, sino que para entrenar esas inteligencias artificiales las grandes compañías habían canibalizado miles y miles de obras protegidas por derechos de autor sin pagar por su uso. El negocio perfecto para unos pocos y la ruina para un sector que aporta más de un 3 por ciento al PIB español.
Tras muchos meses de quejas en voz baja, sin que el sector fuera capaz de unirse para alzar la voz contra los riesgos del desarrollo de estas nuevas tecnologías, varias asociaciones que representan a autores, artistas y trabajadores del sector audiovisual, del libro y de las artes escénicas han decidido levantar la voz. «Apelamos al Gobierno y al Parlamento a que en sus ámbitos respectivos aprueben las medidas legislativas y administrativas necesarias que minimicen los riesgos y protejan los derechos fundamentales de todos los ciudadanos en general y de los profesionales del sector artístico y cultural en particular», dicen las organizaciones firmantes.
Son Alianza Audiovisual (AA), ACE Traductores, Asociación de Directores de Escena de España (ADE), Federación de Asociaciones de Ilustradores/as de España (Fadip), Federación Estatal de Asociaciones de Compañías y Empresas Profesionales de Danza (Feced) y Unión de Correctores (Unico). Se han adherido la Asociación Colegial de Escritores (ACE), la Asociación de Autores/as Profesionales del Cómic (APCómic) y la Federación de Asociaciones de Guionistas Audiovisuales (FAGA).
Ya no es ciencia ficción: la inteligencia artificial, un terremoto en la cultura
Jaime G. MoraLos avances creativos de la IA parecen infinitos. Con ChatGPT podemos escribir cuentos, novelas y hasta sonetos. Con DALL-E2 podemos crear cuadros, fotos... Pero ¿qué valor tienen esas 'creaciones'? ¿Se acabaron el arte y la literatura tal y como los entendemos?
Todas ellas, y las asociaciones que se puedan sumar, recuerdan en su manifiesto que las aplicaciones basadas en inteligencia artificial permiten generar productos creativos gracias a que han sido entrenadas previamente con obras literarias y artísticas «para lo que la mayoría de las empresas de IA no han pedido la autorización de autores, artistas y titulares de los derechos». Tampoco se les ha remunerado por ello. Además, «los productos generados por IA compiten de forma desleal en los mismos mercados y plataformas donde los creadores y los artistas comercializan sus obras, desincentivando la creación artística y poniendo en riesgo su profesión y fuentes de ingreso».
Ante la reciente entrada en vigor del Reglamento Europeo de Inteligencia Artificial, los impulsores del manifiesto piden ahora una regulación nacional que obligue a las grandes compañías a acreditar que han obtenido autorización previa «en cualquiera de las fases de construcción, desarrollo y explotación» de sus modelos, y reclaman asimismo la retirada de aquellos «que se hayan creado de forma ilegal y se les indemnice por el uso ilícito de sus obras». Demandan transparencia y exhortan a la Administración para que no haga uso de esos modelos ni permita la presentación de productos generados por IA en concursos públicos o convocatorias de subvenciones y ayudas.
Esta ha sido precisamente una de las pocas acciones que ha llevado a cabo el Ministerio de Cultura en relación con la inteligencia artificial. En febrero, el departamento que dirige Ernest Urtasun presentó una guía de buenas prácticas que impide que obras generadas íntegramente por esta herramienta puedan optar a premios. La guía detalla, dentro del ámbito de contratación, que los profesionales podrán usar la IA como apoyo, pero no de manera sustitutiva al desempeño humano. Cultura, por el momento, no ha avanzado ningún plan más para atender a este tipo de reivindicaciones. El ministerio solo se ha referido, y de pasada, a la ley de la Oficina de Derechos de Autor como una herramienta para hacer frente a estos desafíos.
El manifiesto incide en la necesidad de actuar cuanto antes por «el profundo impacto que tendrá la inteligencia artificial en el trabajo de miles de personas», en tanto que el atropello de los derechos de propiedad intelectual tienen también un efecto negativo en el número de encargos que reciben y en sus ingresos. «También afectará a muchas otras personas trabajadoras culturales que, aun no teniendo derechos de propiedad intelectual, son esenciales en todo el proceso de creación de las obras y que ven cómo las labores fundamentales que realizan están siendo sustituidas por estos modelos y sus empleos se encuentran igualmente en riesgo», añade el texto. «La dignidad del ser humano está por encima de cualquier supuesto avance tecnológico».
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