La negociación para la devolución de los mármoles del Partenón a Grecia salta por los aires

Las sucesivas filtraciones y las ambiciones políticas dinamitan el acuerdo que ambos países estarían fraguando, según el cual las piezas serían enviadas a Atenas en concepto de préstamo a largo plazo

Visitantes en los mármoles del Partenón en el Museo Británico AFP

Marta Cañete

Corresponsal en Atenas

Este miércoles la ministra de cultura de Gran Bretaña, Michelle Donelan, ponía freno a las expectativas griegas en lo referente a la repatriación de las esculturas del Partenón, al afirmar que «los mármoles pertenecen a Gran Bretaña» y que no hay intención por ... parte del Museo Británico de devolverlas en una entrevista en la radio pública británica.

Diversos medios de comunicación internacionales se habían hecho eco de un supuesto acuerdo que estaba sobre la mesa y por el que, hipotéticamente, los mármoles serían enviados a Atenas en concepto de préstamo a largo plazo y, a su vez, el país heleno enviaría obras a Londres para su exposición en una especie de compensación.

Pero Donelan recalcó que un préstamo de larga duración no es lo que está planeado. Además, afirmó que George Osborne, presidente del Museo Británico, está de acuerdo en que las obras deben permanecer en Londres donde llevan mucho tiempo y han estado siempre a disposición del público. La ministra aseguró que realizar un acuerdo similar al que apuntaba la prensa, «abriría la puerta a cuestionar todo el contenido de nuestros museos» y sería como «destapar la Caja de Pandora».

Esa misma mañana, en su reunión mensual, el primer ministro griego, Kyriakos Mitsotakis, informó a la presidenta de la República, Katerina Sakellaropoulou, que, desde el gobierno, se estaban llevando a cabo acciones «sistemáticas y silenciosas» para la repatriación de las obras de Fidias. A lo que añadió que no sería algo que se vaya a producir de forma inmediata pero que «el pueblo griego verá frutos si confía en Nueva Democracia en las próximas elecciones».

Las primeras filtraciones

Todo comenzó cuando el diario griego 'Ta Nea' publicó el pasado mes de diciembre que el primer ministro griego se habría reunido en secreto en noviembre con el director del Museo Británico para negociar la repatriación de los mármoles del Partenón. Además, el periódico aseguraba que, durante más de un año, se habrían producido un total de cuatro encuentros entre las partes en aras de conseguir un acuerdo. Según el mismo medio, en su último viaje a Londres, Mitsotakis habría mantenido un reunión a puerta cerrada con altos representantes del Museo Británico con quienes, supuestamente, trazaron líneas de acción para la repatriación de las piezas.

En aquel momento, el primer ministro heleno declaró que había «avances en las negociaciones» y que lo ideal sería conseguir «un acuerdo que beneficie a ambas partes», mientras que el ministro de Estado, Yorgos Yerapetritis, reconocía en declaraciones al diario 'The Guardian' que era cierto el rumor de las conversaciones entre Londres y Atenas y que el acuerdo, no obstante, se encontraba en estado preliminar.

Entonces, Donelan realizó unas declaraciones en las que aclaraba que la legislación del Museo Británico no permite la desmantelación de sus colecciones y que los tesoros del Partenón custodiados en la institución no serían devueltos de forma definitiva bajo ningún concepto.

Se abre la Caja de Pandora

La polémica estaba servida cuando, el pasado 3 de enero, el medio británico 'Bloomberg' publicaba un supuesto acuerdo entre el Museo Británico y el de la Acrópolis por el que, en concepto de intercambio de obras, serían repatriados los mármoles milenarios a Atenas y Londres exhibiría obras griegas en sus salas. Un trato similar al establecido con el MET de Nueva York y el Ministerio de Cultura heleno y que la opinión pública no ha perdonado aún al gobierno conservador de Mitsotakis.

Por su parte y, ante las enormes críticas recibidas, el ministerio de Cultura publicó un comunicado en su página web en el que desmentía que existiera un acuerdo de estas características y que la postura del gobierno no había cambiado en lo referente a la repatriación con la siguiente declaración: «Reiteramos, una vez más, la firme posición de nuestro país de no reconocer al Museo Británico como propietario de las esculturas, al haber sido robadas».

El Ministerio tardó dos días en emitir dicho comunicado y en Grecia la opinión pública, sobre todo a través de las redes sociales, mostraba su indignación y malestar ante la posibilidad de que el gobierno heleno, en pleno periodo prelectoral, se alejase de la línea estratégica mantenida hasta ahora para la repatriación de los mármoles. Si Grecia aceptaba un préstamo del Museo Británico, supondría reconocer que la institución británica es su propietaria legítima.

Los griegos criticaron duramente el término usado por algunas publicaciones británicas, como el Times, refiriéndose a las esculturas del Partenón como los 'Mármoles de Elgin', quien es considerado por los griegos como un expoliador de su patrimonio.

Más noticias sobre los supuestos acuerdos continuaron llenando los periódicos internacionales durante los siguientes días. En Grecia, que se encuentra en pleno periodo preelectoral, la crispación llegó a su punto más álgido durante el pasado fin de semana cuando Alexis Tsipras, líder de la oposición, se reunió con miembros del Sindicato de Arqueólogos Griegos y criticó duramente las acciones del gobierno en este ámbito. El Ministerio de Cultura publicó un nuevo comunicado en el que reiteraba lo que había dicho en su nota anterior y hacía una dura crítica al partido radical.

El miércoles, en sus declaraciones, Kyriakos Mitsotakis hizo hincapié en que el gobierno «respetará las líneas rojas» establecidas por las legislaturas anteriores. Es decir, que no se mantendrá que la propiedad de las obras es británica. No obstante, las declaraciones del primer ministro sobre que los mármoles son uno de los objetivos que se podrían conseguir si los ciudadanos confiaban en Nueva Democracia en las últimas elecciones han levantado fuertes críticas entre los medios locales que acusan de instrumentalizar una cuestión de interés nacional para obtener rédito en las urnas.

Parece complicado que en este ambiente puedan retomarse unas negociaciones que, según parece, llevaban meses encima de la mesa. La ambición política de los dos partidos con mayor porcentaje en intención de voto, junto con las filtraciones de noticias en la prensa, no han ayudado a gestionar un asunto tan delicado que requería tanto de una buena gestión diplomática como de una sólida estrategia de comunicación para llegar a buen puerto.

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