Rosa María Calaf: «No dejemos que el periodismo se convierta en otra cosa»

Señor, Señora, asistentes, buenas noches. Aprecio infinitamente que estén aquí arropándome.

Venía yo pensando que no se me ocurría un lugar mejor para pasar esta noche que este salón, en su compañía y con 'un Luca de Tena' que llevarme a casa. Incorporada a la lista de tan ilustres nombres de la prensa que lo han recibido.

Pero, además, precisamente ostentando el extraordinario, máximo, honor de representar al periodismo audiovisual, al que se le entrega por primera vez este deseado galardón. Es de todos... Plumillas de la tele, cámaras, montadores, productores ¡es vuestro también! Nunca hubiera llegado aquí sin vosotros (y sin los periodistas locales y los agencieros y sin tantas gentes que me han dejado entrar en sus vidas y sin TVE que me ha confiado contarlas). La televisión no se hace sola.

No puedo dejar de pensar en aquel 1970, inicio de mi fascinante viaje por la historia, en directo. Cuando los grandes referentes anteriores habían sido borrados e invisibilizadas como Sofía Casanova - primera corresponsal permanente y de guerra gracias al ABC-, cuando una mujer reportera era una absoluta anomalía en este país, cuando me decían: «Pero si este oficio no es para chicas». Pues igual sí que lo era.

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En fin, tanto talento periodístico ahí fuera y aquí abajo… y resulta que yo soy es quien está en esta tarima.

Toda mi gratitud al Jurado y al Diario ABC por hacer posible este para mí valioso y emocionante momento, porque estáis destacando mi trabajo en la información, tarea que ya en sí misma es un privilegio y que es mi pasión, es mi vida.

Y, toda mi gratitud, asimismo, porque me estáis regalando formar terna con Rodrigo Cortés y Said Khatib, que lo veo como símbolos ineludibles y más amenazados del periodismo: el valor del lenguaje preciso y veraz -lo saben bien quienes lo manosean- y el valor de la presencia independiente sobre el terreno -lo saben bien quienes la impiden-.

El libre ejercicio periodístico riguroso, honesto y plural nunca ha sido fácil ni siempre se hace bien. Demasiado a menudo se ve intimidado, paradójicamente, por quienes deberían garantizárselo al ciudadano, porque es un derecho.

Termino, que me estoy pasando de los tres minutos. Menos mal que esto no es el telediario. Gracias por este foro para recordar que la libertad de expresión no ampara la mentira, que el periodismo muestra lo que se quiere invisible y cuenta lo que se quiere callado, que es el nervio sensible de toda sociedad democrática y que, como reza el lema del 'Washington Post', la democracia muere en la oscuridad.

Me gusta un periodismo que Ilumine, no que incendie. No dejemos que el periodismo se convierta en otra cosa, por favor.