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ABC Cultural

El caso Roald Dahl: una censura infantil para tiempos hipersensibles

La reescritura de clásicos como 'Matilda' o 'Las brujas' ha puesto sobre el foco una práctica que es legal y en la que trabajan codo con codo editoriales y colectivos de lectores que velan por la corrección política

Dahlcólicos anónimos, una sátira de Edu Galán

CG Simón

Primero fue la censura, después la rectificación. Desde ayer, Roald Dahl es un autor para los adultos y otro para los niños. Tras la polémica desatada por la modificación de sus libros para ser políticamente correctos, la editorial del autor de 'Matilda' o 'Charlie y ... la fábrica de chocolate' anunció que seguiría vendiendo sus textos originales bajo la etiqueta 'Roald Dahl Classic Collection' con su sello Penguin (de adultos), y los textos 'corregidos' con Puffin Books (para niños). Un capítulo más en un caso que empezó el pasado viernes, cuando 'The Telegraph' reveló que Augustus Gloop ya no sería «gordo» sino «enorme», que Agatha Trunchbull ya no sería «fea» sino «bestial» y que Matilda ya no leería a Rudyard Kipling, sino a Jane Austen. Y esto con la aprobación de la Roald Dahl Story Company, la entidad que gestiona sus derechos de autor. ¿El objetivo de esta jugada? Que estas obras pudieran «seguir siendo disfrutadas por todos hoy» sin herir sensibilidades. El estupor corrió como la pólvora, y hasta el primer ministro británico, Rishi Sunak, criticó la decisión.

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