El regreso de Cuchifritín, el inolvidable hermano que Elena Fortún creó para Celia

Concebidas como una extensión del universo de Celia, las historias de Cuchifritín, siempre ilustradas por Serny, gozaron de una gran popularidad, pero, con el tiempo, han quedado eclipsadas por el éxito de las de su hermana mayor, al igual que el legado de la propia autora. Por eso Renacimiento, editorial que da cobijo a la Biblioteca Elena Fortún, publica 'Cuchifritín, el hermano de Celia', que recupera la serie que la escritora dedicó al pequeño.

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Inés Martín Rodrigo

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La editora de dicho volumen es María Jesús Fraga, doctora en Filología Española en la Universidad Complutense. Junto a Marisol Dorao y Nuria Capdevilla-Argüelles, de la Universidad de Éxeter, entre otros nombres, ha llevado a cabo investigaciones esenciales para descubrir la verdadera dimensión de Fortún. Gracias a ellas, la autora se ha revelado en los últimos años como una figura rica y compleja, que vivió su éxito en 'Gente Menuda' durante una época clave en la historia de España, los años previos a la Guerra Civil, en la que participó activamente.

Fraga y Capdevilla-Argüelles también están detrás de la veintena de libros que componen la Biblioteca Elena Fortún de Renacimiento. «Empezamos por las obras que publicó durante el exilio, porque resultaban más difíciles de encontrar y luego seguimos por el orden normal que tiene la serie. Al acabarse sus aventuras, decidimos empezar por las de su hermano pequeño», explica a ABC la primera.

Al adentrarse Celia en su adolescencia, Fortún se quedaba sin esa fresca perspectiva infantil con la que tanto éxito había cosechado. «El inconveniente de que vaya creciendo es que deja la edad que la autora domina tanto en expresividad como en reacciones. Por eso nace Cuchifritín, heredero de ambas, que rápidamente cobra un gran protagonismo», apunta Fraga.

El hecho de que fuera un chico tampoco fue casual. «En ese momento, hay más niñas que niños lectores y algunos de ellos se quejan de que las revistas están muy dirigidas a ellas. Ese cambio de sexo tiene como consecuencia un aumento en el número de lectores, ya que muchos chicos que no se interesaron por los episodios de Celia en 'Gente Menuda' disfrutaron leyendo los de su hermano», señala la editora.

'Cuchifritín, el hermano de Celia' fue publicado también por la editorial Aguilar en 1935, y recopila los episodios publicados en el suplemento infantil de ABC 'Gente Menuda' entre el 23 de octubre de 1932 y el 2 de julio de 1933, excepto 'Regalos de Pascuas' (aparecido el 18 de diciembre de 1932) y 'El concurso' (12 de febrero de 1933), que no se recogen en ediciones anteriores y sí en esta de Renacimiento, con la intención de enriquecerla con textos inéditos.

'Gente Menuda' era una publicación periódica y la autora hacía coincidir las referencias a las distintas fiestas con el calendario. «Tiene un especial interés en que los niños también se entretengan haciendo actividades creativas y en esos episodios les propone siempre alguna», indica Fraga. No los incluyó en la recopilación para eliminar la sensación del paso del tiempo, «ese carácter estacional los anclaba», insiste.

En la inspiración de Cuchifritín vuelve a aparecer la decisiva estancia de Fortún en Tenerife, en 1922. Cuando todavía era Encarnación Aragoneses, vivió durante dos años junto a su marido y su hijo en la casa del matrimonio Díez-Hernández y allí parece recuperarse del fallecimiento del benjamín de la familia. Los Díez-Hernández tenían cuatro hijos y Fortún siempre afirmó que parte de las vivencias de Celia se basaron en las suyas. Pero al pequeño, Félix, directamente le dedicó el primer libro dedicado a su hermano pequeño.

«Esa visita fue fundamental para Elena Fortún. Primero, porque se repuso finalmente de su depresión. Ahí parece ser que también comenzó su desarrollo como escritora, y es probable que tuviera incluso su primera relación lésbica, por decirlo así. Es algo que no está confirmado, pero es probable que fuera así. A la vuelta de Canarias ya fue todo distinto. Se cambiaron de casa y ella consiguió una habitación propia para escribir, como si siguiera las líneas de Virginia Woolf. A partir de ahí empiezan a publicarle textos, comienza a forjarse como autora y a aceptar su identidad sexual».

La recuperación de la serie de Cuchifritín por la editorial Renacimiento no solo rescata del olvido a un personaje que fue clave en la obra de Elena Fortún, sino que también pone en valor el legado de una autora cuyo impacto ha perdurado en la literatura infantil española. A través de las aventuras de Cuchifritín, la escritora continuó explorando la complejidad de la infancia y ofreciendo una crónica de su tiempo.