El peor viaje de Guillem Clua...parecía fácil volver a Barcelona

«Había una humedad, el propietario dijo que con un poco de pintura estaba arreglado y que no pasaba nada», recuerda. «¿Que no pasa nada? ¡Pues se acabó pudriendo una viga! ¡Se veía la terraza del piso de arriba!». Ese fue su inicio de 2020. Entonces llevaba siete años viviendo en Madrid. «Fui pensando que sería poco tiempo, para dirigir las funciones de la comedia 'Smiley' en el Teatro Lara y el Maravillas, y me quedé».

De repente, con el techo hundido y a punto de estrenar 'Justicia' en Barcelona, tuvo que actuar rápidamente, meter todas sus cosas -su vida- en un trastero, coger ese AVE y volverse, por solo unas semanas, a la capital catalana. Después ya habría tiempo de buscar un nuevo alojamiento en Madrid.

Llegó el día del estreno, fue un éxito de público… pero entonces llegó la pandemia. «Yo me había alquilado un piso superchungo, sin ventanas, unos bajos, pensando que solamente iría a dormir unas pocas semanas. Estuve ahí encerrado meses», me explica. Hace una pausa y continua: «El viaje en realidad fue el que hice ahí encerrado». ¿Qué sucedió? «Empecé a tener ataques de ansiedad y problemas serios de salud mental, que me hicieron tocar fondo de una manera sobre la que no daré detalles pero que no fue agradable». Tras ese viaje, se dio cuenta de que en Barcelona es donde tiene la familia y los amigos. «La pandemia me cambió las prioridades de arriba a abajo».

Con todas sus cosas, libros incluidos, metidos en un almacén a seiscientos kilómetros, Clua pensó que sería una oportunidad para leer y escribir. Al fin y al cabo, el confinamiento podría haber sido el sueño de cualquier escritor. Pero no. «Me compré un libro electrónico y no logré leer ni medio libro. No escribí ni una línea». Superado el trance gracias a «un amigo que vino a recogerme, casi literalmente, con una pala», ahora está ya instalado en Barcelona, «y me he comprado un piso, con ventanas y una terraza». Suponemos que, además, tiene su techo entero y todo.

Tras la sequía creativa de esa pandemia sin ventanas, Guillem Clua ha retomado el ritmo habitual. Hace un año estrenó con enorme éxito la versión de 'Smiley' para Netflix. De la obra teatral se han hecho funciones en más de veinte países. Estos días se repone en Barcelona la segunda parte, 'Smiley, después del amor', que ya advierte que no verá la luz como serie, sino que será solo para los escenarios teatrales.

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El año pasado estuvo nominado al Goya por el guión adaptado de 'Los renglones torcidos de Dios', la novela del que fue director y nieto del fundador de este diario, don Torcuato Luca de Tena. Sobre los próximos meses no puede dar muchos detalles. Solamente puede avanzar que habrá una adaptación cinematográfica de su obra 'Invasión', a cargo de David Martín Porras, uno de los directores que hizo 'Smiley' en Netflix. Además, tiene entre manos guiones para películas, una serie nueva y una obra de teatro de las que no nos puede dar detalles.

Visto en perspectiva, lo que describe como «una serie de catastróficas desdichas» que se cebaron con él en 2020 ha acabado teniendo consecuencias positivas. Aquél viaje era «la mejor decisión que podía tomar», pese a que admite: «Yo no me atrevía a tomarla».

'Justicia' termina con un salto al futuro, a dentro de un siglo, cuando la fama del protagonista ya se habrá esfumado para siempre y de él solamente quedará como recuerdo una placa conmemorativa abandonada en un rincón de su casa, a punto de ser demolida: «Los mejores años siempre serán los que tienes por delante», reza, burlona, la inscripción. A lo mejor Clua no andaba del todo equivocado cuando escribió esa línea poco antes de 2020.